Karra Elejalde, como el escritor y rector de la Universidad de Salamanca, y Eduard Fernández, como Millán Astray, protagonizan ‘Mientras dure la guerra’
Gregorio Belinchón – EL PAIS (27 de mayo de 2018)
Madrid – “Yo acabé el guion hace dos años, fascinado por Unamuno, y no sospechaba entonces la vigencia, la relevancia y la actual recuperación que hay hoy en torno a su figura”. A pocos días de que arranque el rodaje de su séptimo largometraje, Mientras dure la guerra, Alejandro Amenábar reflexiona en Madrid sobre el boom que está viviendo en los últimos tiempos Miguel de Unamuno, férreo escritor, pensador clarividente, rector de la Universidad de Salamanca y figura de la generación del 98. Su película, cuya filmación empieza mañana lunes en Salamanca, y que durante ocho semanas se desplazará por Toledo, Chinchón (Madrid) y País Vasco, abarca los últimos seis meses de su vida, desde el golpe de estado de Francisco Franco hasta su muerte el 31 de diciembre de 1936. Para ello tiene a Karra Elejalde como protagonista, Eduard Fernández como Millán Astray, y junto a ellos, otros actores como Nathalie Poza y Santi Prego.
Es la primera vez que Amenábar rueda en español desde Mar adentro en 2004, con la que ganó el Oscar a mejor película de habla extranjera. “Antes de empezar otros rodajes, me costaba mucho dormir, y en esta ocasión estoy durmiendo razonablemente bien. Igual ha cambiado que filmo en castellano”, cuenta el director. “Con esta en cambio, me encuentro mejor. Paradójicamente, porque por la temática debería de estar más intranquilo”. El guion ha sido escrito por Amenábar y Alejandro Hernández, uno de los escritores de cine de moda gracias a Todas las mujeres, Caníbal, El autor y otra película que reconstruía un momento clave de la historia de España: 1898. Los últimos de Filipinas.
Para Amenábar, “Unamuno es fascinante”. Por diversos motivos: “No se casa con nadie. Le da vueltas a lo que dice, a lo que piensa. Rectifica, se retracta… Desde el punto de vista dramático es oro”. El cineasta va a contar ese 1936, “desde que inicialmente apoya el golpe de Estado hasta que se desdice, se enfrenta a Millán de Astray con el ‘Venceréis, pero no convenceréis’… Se mueve entre dos aguas, no es ni blanco ni negro, y por eso es uno de esos personajes que me interesan”. Su filme incluso indaga en la visita de Unamuno a Franco cuando el general golpista trasladó su cuartel a Salamanca y fue nombrado Jefe del Estado de la zona nacional.
Mientras dure la guerra ha necesitado un tiempo para llegar a su filmación. “Como todos los largometrajes hoy en día. Cuesta muchísimo hacer cine en España, y más si es un drama. En este país, las televisiones privadas apuestan claramente por las comedias. Aunque aún recuerdo lo que costó financiar Ágora”, remata el cineasta entre risas. Durante ocho semanas tendrá a Karra Elejalde transmutado en Unamuno: “Le he rodeado de caras nuevas. Sé que Karra pueda resultar una elección sorprendente, pero es un actorazo. Le ha gustado muchísimo el guion y creo que emocionará en su interpretación y sorprenderá en su caracterización”. El filme está producido por MOD producciones, de Fernando Bovaira, y Movistar +, en la que es la primera aventura cinematográfica de la compañía de Telefónica.
El guion de Mientras dure la guerra seguirá la versión canónica del enfrentamiento entre Unamuno y Millán-Astray el 12 de octubre de 1936 en el paraninfo de la Universidad durante el acto de inauguración del curso académico que contó con la presencia de, entre otros, el general legionario Millán Astray, José María Pemán o Carmen Polo de Franco. No quedan registros de aquel mítico “Venceréis porque tenéis sobrada fuerza bruta, pero no convenceréis. Para convencer hay que persuadir, y para persuadir necesitaríais algo que os falta: razón y derecho en la lucha” exhalado por el entonces rector de la Universidad -en respuesta a discursos previos como el de Pemán, con su “Muchachos de España, hagamos cada uno en cada pecho un alcázar de Toledo”- y que fue apuntillado con el “¡Mueran los intelectuales! ¡Viva la muerte”, de Millán Astray. El acto se retransmitió por la radio, aunque el rector habló sin micrófono y no se registró su intervención. Las arengas se reconstruyeron posteriormente a partir de testimonios de los presentes. A inicios de este mes de mayo, se hizo pública la investigación de Severiano Delgado, bibliotecario de la Universidad de Salamanca, que tras recrear la construcción de la leyenda asegura: “Se ha exagerado muchísimo el dramatismo de lo que sucedió allí”, igualando la algarada a otros tumultos habituales en aquellos convulsos años treinta. Pocos días después de esta revelación, se publicó En el torbellino. Unamuno y la Guerra Civil, del matrimonio de hispanistas franceses Colette y Jean-Claude Rabaté, autores de la monumental biografía de Unamuno editada en 2009. Ellos mismos efectivamente inciden en que el acto está lustrado por el cepillo del mito, pero para refutar la rebaja de lo que Delgado asegura fue “un acto brutalmente banal en el que se dieron cuatro voces”, los Rabaté recuerdan que, al día siguiente, Unamuno fue destituido como rector. El resto de los estudiosos de la vida de Unamuno confirman que el testimonio de aquel momento fue “una recreación literaria” del periodista Luis Portillo, pero apoyan la visión de los Rabaté y secundan la brutalidad existente en los discursos. De todo aquello solo quedan las 40 palabras que Unamuno escribió en un sobre a toda prisa mientras hablaban los oradores precedentes y ni siquiera se sabe si fueron las que usó él posteriormente.
Mientras dure la guerra ha contado con el asesoramiento de los Rabaté. “Yo cuando inicio una película me empapo del momento. Incluso te diría que más que como documentación, como pasión”, reflexiona Amenábar. “De Unamuno conocía algo antes, y ahora me he leído lo suficiente como para saber qué es importante en esta historia, dónde nos podemos tomar ciertas licencias y dónde ser fieles a la letra”. La actual efervescencia en torno a Unamuno, con películas como La isla del viento y obras de teatro de la mano de José Luis Gómez, le sorprende al cineasta: “Yo no lo hubiera pensado hace dos años cuando acabamos el guion. Sin embargo, si lo reflexionas, tiene todo el sentido. Es una historia del pasado con una conexión muy potente con la España de hoy en día. Revive en la actualidad”.