Como siempre continuamos nuestro seguimiento informativo del Festival de Cine de Venecia ofreciéndoles las crónicas de Tommaso Koch en EL PAIS y de Ángel Gómez Fuentes en ABC, a las que se puede sumar otras informaciones si se considera oportuno.
Laura Ramos
Redacción ESTRELLAS EN LA NOCHE
Carlos Reygadas se desdobla en ‘Nuestro tiempo’
El cineasta mexicano convence con una película protagonizada por él y su familia
Luis Pablo Beauregard – EL PAIS (6 de septiembre de 2018)
Venecia – Antes de aterrizar en el Lido de Venecia, Carlos Reygadas (Ciudad de México, 46 años) visitó en Rávena el mausoleo de Gala Placidia, la hermana del emperador Honorio. En ese recinto del siglo V, patrimonio de la humanidad, el director mexicano reafirmó sus creencias sobre lo que debe ser el arte. “Allí ves la abstracción mística”, dijo Reygadas. “Ves a un divino pastor sentado entres sus ovejas, hecho solo con mosaicos, y te das cuenta de que la realidad se desdobla y hay una abstracción. No es una copia pura de la realidad, pero al mismo tiempo es perfectamente reconocible para que cualquiera pueda conectar con lo oculto, con lo misterioso”.
Los juegos entre ficción y realidad en el arte se retoman en Nuestro tiempo, la sexta película de Reygadas, que se ha estrenado este miércoles en la competición oficial del festival italiano. El cineasta presentó la historia de una familia que administra una ganadería de toros de lidia en el Estado de Tlaxcala, en el campo mexicano. El matrimonio de Juan, un poeta, y su esposa Ester, la administradora del rancho, entra en crisis después de 15 años de relación cuando él descubre que ella tuvo una aventura que trató de ocultar con un entrenador estadounidense de caballos.
Nuestro tiempo profundiza en uno de los temas recurrentes del cineasta, los problemas de comunicación y empatía en la condición humana. Y esta vez lo lleva al entorno más íntimo.
Reygadas añade provocación al argumento, y una comprensible dosis de morbo, al interpretar a Juan en su primer papel protagonista. El rol de Ester es para Natalia López, su esposa en la vida real. También debuta frente a la cámara. Los niños del matrimonio son interpretados por sus hijos, como sucedió en su anterior filme, Post Tenebras Lux, que además fue filmada en la casa de la familia en Tepoztlán, al sur de Ciudad de México.
A pesar de esto, Reygadas niega que la película se trate de un “happening o una reinterpretación” de su vida. La decisión de colocarse frente a la cámara para tratar de la insatisfacción marital fue una “banalidad” porque pudo haber sido “cualquier otro”. “El ser que se mete a encarnar un papel lo que tiene que aportar es su presencia física. Su tono de voz, su piel, sus gestos, su aura, si quieres hablar de una presencia más trascendente. Pero él no lleva el peso de la película, es un elemento más”.
Más personal
Es obvio que Reygadas buscaba algo más personal en Nuestro tiempo. Se convirtió en protagonista cuando la película llevaba dos semanas de rodaje. Algo similar pasó con Natalia, que se devino actriz principal después de un largo proceso en el que se entrevistó a 300 profesionales y aficionados. También había mucho qué decir. El guion inicial tenía 150 páginas, el triple de lo acostumbrado en el director. El primer corte fue de cuatro horas y media. El resultado es de casi tres horas.
Los tiempos actuales exigen otra lectura dentro del cine vivencial de Reygadas, quien compite por primera vez por el León de Oro. “A pesar de que en esta película están mis hijos, de que estoy yo y mi mujer, es probablemente menos autobiográfica que Luz silenciosa, hablada en alemán y sobre una religión que no es la mía”.
Este debate aporta a Reygadas armas para cargar en contra del cine convencional. “La ficción me tiene deprimido. Parece que el cine se trata ahora de contar una historia cada vez más rara que la anterior. Cuando nos centramos más en la originalidad que en la mirada, el cine es cada vez más ridículo y pierde fuerza”.
Esto le recuerda a cuando se creía que el objetivo máximo de la pintura era capturar a la perfección una gota de vino en una copa de cristal en un bodegón. “Para mí solo puede surgir el misterio —el objetivo último de la creación humana— cuando uno desdobla la realidad. Si no hay desdoblamiento solo hay copia, que es una de las carencias más graves del cine contemporáneo”. Frente a la cámara, Reygadas espera haber creado la misma magia y misterio que observa 16 siglos después frente a los mosaicos del sepulto de Gala Placidia.
Steve Bannon, un Lucifer en el Lido
Álex Vicente – EL PAIS (6 de septiembre de 2018)
Horas después de ver su nombre suprimido del cartel del festival organizado por The New Yorker, biblia de la intelectualidad izquierdista de la Costa Este, Steve Bannon reapareció ayer en la Mostra de Venecia, donde se estrenó el documental American Dharma. En la película, el director Errol Morris interroga al antiguo estratega de Donald Trump sobre su vida, su carrera y el éxito de su doctrina populista. También sostiene que le recuerda al Lucifer de El paraíso perdido, el poema narrativo de John Milton. Lejos de sulfurarse, el interesado responde con una sonrisa satisfecha. Y completa la conocida máxima pronunciada por Satanás en ese libro —“mejor reinar en el infierno que servir en el cielo”—, agregando que la usa casi a diario. “He entrevistado a todo tipo de personajes a lo largo de los años, pero ninguno habría aceptado una comparación con Satán. Ninguno, menos Bannon”, dijo Morris en Venecia.
En la película, Bannon se reafirma como maquiavélico estratega y artífice del éxito electoral de Trump, asegurando que siempre tuvo “la certeza metafísica” de que ganaría. Se atribuye la autoría de todos los giros decisivos en la campaña de 2016 y sostiene que, si Bernie Sanders se hubiera impuesto ante Hillary Clinton en las primarias demócratas, hubiera ganado.
Morris no opina que haya que eliminar a Bannon de la esfera pública por miedo a que sus idas se normalicen, sino combatirlo con buenos argumentos. “Están pasando hechos perturbadores en el mundo. Ignorarlos es un error. Esa es la mentalidad del avestruz: meter la cabeza bajo tierra para concluir que no existe peligro”, opinó el director. “Quedarse en silencio no es bueno. Intentar explorar la naturaleza de lo que llama populismo nacional me parece esencial”, señaló el director, responsable de títulos como The Fog of War o Certezas desconocidas.