Jennifer Lawrence en la Gala BAM 2018

Jennifer Lawrence en la Gala BAM 2018 (2)

Jennifer Lawrence en la Gala BAM 2018 (2)
Imagen 20 De 20

 

La última vez que estuve con Jennifer Lawrence fue en la Gala de los BAM 2018 que tuvo lugar el pasado 30 de mayo en Nueva York. La actriz fue la encargada de entregarle el premio a su excompañero sentimental Darren Aronofsky (uno de los galardonados de este año junto a Jeremy Irons, Jack Nusbaum y Nora Ann Wallace) y ciertamente la encontré muy cambiada, tanto en lo físico como en lo personal.

No habíamos coincidido desde la su nefasta y ridícula presencia en los Oscar de este año (donde quiso acaparar un protagonismo que no le correspondía, ingiriendo alcohol si parar y llegando a colmar la paciencia de Emma Stone a quien habían sentado a su lado) y me sorprendieron algunos aspectos de su ‘nuevo’ comportamiento. Al margen del reseñado cambio de imagen, la estrella no se presentó en claro estado de embriaguez como había sucedido reiteradamente en los últimos meses, no pasó por la Alfombra Roja, que en ella que siempre busca ser el centro de atención era algo inimaginable, estuvo menos distante de lo que tiene por costumbre y ya una vez en el escenario, tras bromear sobre su voz, pronunció un discurso de presentación y agradecimiento en la línea habitual, coherente y adecuado. Incluso posó para prensa gráfica con normalidad.  

Las preguntas surgen: ¿Se habrá dado cuenta Jennifer Lawrence del lamentable comportamiento, incluido en pública, y la nefasta imagen que estaba dando y que podría terminar con su carrera? ¿Necesitaría Jennifer Lawrence alejarse por un tiempo de Hollywood, la presión diaria, los focos, las cámaras, las portadas y todo lo que conlleva ser una estrella del cine? ¿Estos meses de descanso que los está pasando con su nuevo compañero sentimental viajando por el mundo (se les ha visto este mes en París) le habrá dado otra perspectiva de la vida?

Personalmente no me creo nada. Sigo considerando a Jennifer Lawrence como una impresentable, que no es mala actriz, pero mucho peor de lo que ella misma se cree, que en su sideral ignorancia había asumido que iba a ganar un Oscar cada año, como cuando nos contaba fuera de micrófonos que ya era un hecho su segunda estatuilla por los ocho minutos (muy bien interpretados, justo es reconocerlo) de La gran estafa americana (American Hustle) tras ganar el Goblo de Oro, o cuando en la promoción de Passengers le preguntó en público a su compañero de reparto Chris Pratt que dónde guardaba su Oscar, o sus constantes muestras de prepotencia y desprecio hacía todo el que la rodeaba.

El año que viene, en teoría, vuelve al cine. Si realmente ha cambiado me alegraré mucho por ella y, sobre todo, por mi, porque dejará de ser un castigo para mi sufrida mente cada vez que coincidimos. No dudéis que seré el primero en reconocerlo. Salvo ella misma lo tiene todo para triunfar y brillar en lo más alto, aunque el camino que llevaba era el del ‘estrellazo’, que no estrellato. Mientras tanto seguiré pensando lo mismo y considerando que su presencia en la Gala de los BAM ha sido producto del descanso, un descanso que incluye hasta dejar de ejercer de Jennifer Lawrence.

 

Rafa García
Relaciones Públicas de ESTRELLAS EN LA NOCHE