La actriz canadiense alcanzó la fama como la letal hacker de la exitosa franquicia diseñada por las hermanas Wachowski
Astrid Meseguer – LA VANGUARDIA (9 de julio de 2018)
Barcelona – Carrie-Anne Moss le debe su nombre a la canción que la banda The Hollies popularizó en 1967 y que tanto gustaba a sus padres. La actriz vino al mundo en la ciudad canadiense de Burnaby el 21 de agosto de ese año y su infancia transcurrió feliz en Vancouver hasta la separación de sus progenitores. A los once años descubrió el teatro a través de algunas funciones en la escuela y entró a formar parte del teatro musical de niños de la localidad.
De adolescente trabajó de camarera para ganarse unos dólares y luego estudió arte dramático en Pasadena, California, pero a mediados de los ochenta se mudó a Toronto para iniciar una carrera de modelo. Su 1,74 metros de altura, su melena oscura y unos rasgos atractivos que definían una fuerte personalidad le abrieron las puertas en varios países. En 1989 debutó en la pequeña pantalla en la serie El autoestopista, a la que siguieron pequeñas apariciones en Nightmare Cafe y En la costa. De espíritu inquieto, viajó a Japón y España y fue precisamente durante su estancia en Barcelona donde consiguió el papel de Tara Mc-Donald en la serie dramática Dark Justice (1991-1993).
En 1993 continuó con su carrera televisiva en una serie que llevaba por título Matrix y que hacía referencia al apellido del protagonista, un asesino a sueldo interpretado por Nick Mancuso. Luego formaría parte del amplio reparto femenino de la serie Models (1994) e intervendría sin pena ni gloria en otras producciones mediocres como el thriller Terrified (1995), con Heather Graham, o Sabotaje (1996).
Su golpe de suerte vendría en 1999 con el papel de su vida, el de la misteriosa y letal hacker Trinity de Matrix, la película de ciencia ficción sobre realidad virtual que consagraría a las actuales hermanas Wachowski y a todo el equipo del filme, especialmente a la hasta entonces desconocida Carrie-Annie, que obtuvo un premio Empire por su trabajo y a un Keanu Reeves que engrosaría su cuenta corriente en la piel del programador pirata Neo. Trinity y Neo se enamoraban en la ficción y en la vida real no saltaron chispas, pero sí una buena amistad que todavía conservan.
Moss ha declarado en muchas ocasiones estar eternamente agradecida a esa rebelde experta en artes marciales que es reclutada por Morfeo (Laurence Fishburne) y viste enfundada en un traje de cuero negro, luce gafas oscuras y pelo corto engominado. Un personaje que le dio la gloria con 32 años y con el que se siente muy identificada.
De hecho, aseguró que habría trabajado gratis solo por desplegar ante la gran pantalla todo el poder de Trinity, y eso incluía estar en plena forma para un rodaje físicamente agotador. La película arrancaba con una secuencia de infarto en la que la ‘delincuente’ Trinity dejaba KO a todos los agentes de policía que querían detenerla sin despeinarse, amén de correr, saltar y levitar ante la atenta mirada del espectador. Tanto el look de Keanu como el que ella llevaba en la gran pantalla causaron furor y tendencia y no podía pasear por la calle con las gafas de sol puestas porque la reconocían al instante.
El éxito rotundo de crítica y taquilla de Matrix convirtió su extraordinaria historia en un filme de culto que logró cuatro premios Oscar y de la que se rodaron dos secuelas protagonizadas por el elenco principal: Matrix Reloaded y Matrix Revolutions, ambas estrenadas en 2003. La canadiense también prestó su voz para la Trinity de los diferentes videojuegos creados sobre la saga.
Entretanto, protagonizó en el año 2000 otra cinta de culto, Memento, con la que Christopher Nolan asombraría al público al narrar de forma original una trama enrevesada sobre un hombre que pierde la memoria reciente debido a un golpe sufrido cuando intentaba evitar el asesinato de su mujer. La actriz era Natalie, la encargada de ayudarle. Por su interpretación se hizo con el Independent Spirit Award a la mejor actriz de reparto.
Con el inicio del nuevo siglo, no paró de encadenar un proyecto tras otro. La vimos en Una banda de cuidado, Planeta rojo y la deliciosa Chocolat, junto a Juliette Binoche y Johnny Depp. Desde entonces su filmografía se ha llenado de relatos principalmente independientes en los que ha dado vida a mujeres fuertes y de carácter.
“Me gustaría interpretar a una mujer débil y herida pero no suelen llegarme estos papeles porque no soy esa persona”, ha afirmado. Tampoco ha tenido reparos para hablar sobre la tiranía de cumplir años en un territorio tan hostil como Hollywood. “Nosotras cumplimos años, y nos empiezan a juzgar. La gente considera que estás vieja, empiezas a inyectarte cosas en la cara para sentirte más joven, y dejas de ser real”.
Ella tiene claro que no piensa sucumbir a la llamada de la falsa perfección que ejercen la mayoría de compañeras de profesión. Se encuentra bien en su piel y acepta con dignidad los 51 años que está a punto de hacer. Casada con el actor Steven Roy desde 1999, son padres de tres hijos: Owen, Jaden y Frances. Su faceta de esposa y madre es un rol que la enorgullece y que la mantiene ocupada al margen de sus tareas en la actuación.
Aunque su rostro quede grabado para siempre en el género de la ciencia ficción, Moss ha intervenido en títulos de todo tipo. Protagonizó la comedia de terror Fido (2006), que se proyectó en el festival de Sitges; fue la abnegada madre del voyeur Shia Labeouf en el thriller psicológico Disturbia (2007); compartió cartel con Ryan Reynolds, Willem Dafoe, Emily Watson y Julia Roberts en el melodrama Luciérnagas en el jardín (2008); en Amenazados (2010) era una agente del FBI encargada de hallar unas bombas nucleares y en la Pompeya (2014) de Paul W.S. Anderson daba vida a Aurelia, la mujer del senador Severus (Jared Harris) .
Regresó al terror en una nueva versión de Frankenstein (2015) y ha sido uno de los fichajes estrella de la serie de TV protagonizada por Krysten Ritter Jessica Jones en el papel de Jeri Hogarth, una poderosa y egocéntrica abogada homosexual. En el 2016 participó en la segunda temporada de Humans como la doctora Athena Morrow, una científica que siente especial apego por un sistema operativo que tiene más de persona que de máquina.
En la ficción también ha sido madre de Chloë Grace Moretz en el drama basado en hechos reales Brain on Fire, que puede verse en la plataforma Netflix y que narra la misteriosa enfermedad cerebral sufrida por la periodista del New York Post Susannah Cahalan. Su última aparición hasta la fecha en el cine ha sido en el slasher Nunca digas su nombre (2017), en cuyo reparto figuraban Doug Jones, Faye Dunaway y Cressida Bonas, ex del príncipe Harry de Inglaterra. Otras series en las que ha participado son Iron Fist, basada en los cómics de Marvel, y The Defenders, donde vuelve a coincidir con Krysten Ritter.
La actriz es una mujer muy hogareña que disfruta con la compañía de su familia y la práctica del yoga y la meditación para llevar una vida más espiritual. Tiene un canal en Youtube donde enseña varias técnicas y su cuenta de Instagram está repleta de imágenes con amigos, familiares, rodajes de películas y mensajes con referencias a la necesidad de llevar una existencia más sana y equilibrada.