Festival de Cine de Venecia, día 9: La Mostra apuesta por las directoras solo para ser objetos de homenaje

Como siempre continuamos nuestro seguimiento informativo del Festival de Cine de Venecia ofreciéndoles las crónicas de Tommaso Koch en EL PAIS y de Ángel Gómez Fuentes en ABC, a las que se puede sumar otras informaciones si se considera oportuno.

Laura Ramos
Redacción ESTRELLAS EN LA NOCHE


La Mostra apuesta por las directoras solo para ser objetos de homenaje

El estreno de la única película a competición dirigida por una mujer contrasta con distintos tributos y documentales sobre las grandes creadoras del séptimo arte

Tommaso Koch y Álex Vicente – EL PAIS (7 de septiembre de 2018)

Miles de mujeres han hecho cine. Siempre, desde la época de los Lumière hasta hoy. Puede sonar obvio, pero si el documental Women Make Film se ve obligado a recordarlo desde su primer fotograma tal vez no lo sea tanto. “Aquí no se pretende diferenciar, sino ofrecer una clase sobre cómo crear cine basada en el trabajo de directoras; una escuela donde solo hubiera mujeres como profesoras”, expresa en la película Tilda Swinton, narradora y productora ejecutiva de este viaje en femenino por la historia del cine. El proyecto, que debería reunir 40 episodios y 16 horas en total, ha sido estrenado en la Mostra, donde se han proyectado las primeras cuatro horas. “El mundo del cine es un club de chicos, ha sido machista por omisión”, prosigue la narradora de Women Make Film. Pioneras como la estadounidense Dorothy Arzner y, más tarde, la búlgara Binka Zhelyazkova o la francesa Agnès Varda forman parte de los nombres invocados, así como otros más recientes como Jane Campion, Sally Potter, Lynne Ramsay o Mia HansenLøve. Otras directoras como Liliana Cavani o Larisa Shepitko también han sido homenajeadas en la sección Venice Classics durante esta semana.

Pese a todo, una comparación entre ese pasado evocado con la presente edición del festival resulta flagrante. La única película dirigida por una mujer que forma parte de la competición del certamen es The Nightingale, aplaudido thriller gótico sobre la venganza de una mujer en la Australia colonial, que la directora Jennifer Kent presentó ayer en el certamen. De esa manera, las mujeres cineastas representan el 4% del concurso, igual que el año pasado. La exigua presencia de mujeres directoras generó un huracán de críticas contra el director del festival, Alberto Barbera, que se escudó en la industria y los números. Prometió dimitir si se instauraba un sistema de cuotas y aseguró que escogía “por calidad y no por género”. Sin embargo, EWA (la organización de las cineastas europeas) le acusó de esquivar su responsabilidad y reiterar el estereotipo de que el cine hecho por mujeres es peor. Al final, tras una negociación con dos asociaciones de directoras italianas, el festival se vio obligado a dar un paso adelante: firmó un manifiesto —al que ya se sumaron Cannes y Locarno— con el que se compromete a garantizar más transparencia e información, para allanar el camino hacia la igualdad (aunque dejando fuera las cuotas).

Losa de la organización

Aun así, la ausencia de directoras en la sección competitiva ha sido la losa con la que la Mostra ha tenido que cargar durante toda esta edición. Kent, única cineasta que pasó la criba de los seleccionadores, se refirió ayer a ello durante la presentación de su película. “No me da ninguna alegría. Es duro para mí, porque me gustaría que mis hermanas cineastas estuvieran conmigo”, expresó. “Es muy importante que vayamos hacia la paridad. El trabajo del cine es reflejar el mundo. Si solo refleja el 50% de la población, no está haciendo su trabajo”.

Otros directores han apoyado ese punto de vista. Por ejemplo, el francés Jacques Audiard, que el domingo aprovechó la rueda de prensa de presentación de The Sisters Brothers, reflexión sobre la masculinidad en clave de wéstern, para oponerse a la línea del festival. Audiard aseguró haber protestado ante los organizadores de la Mostra cuando se enteró de que solo había una mujer entre los 21 cineastas que aspiraban al León de Oro. “¿Tienen sexo los festivales? La respuesta es sí. Llevo 25 años acudiendo a certámenes y siempre veo a los mismos hombres”, expresó. “La igualdad se cuenta con números y la justicia debe ser aplicada. Así evitaremos aberraciones como este 20 contra 1”.

Bruni Tedeschi y Reygadas, contra las cuotas

Carlos Reygadas, que ha proyectado Nuestro tiempo en el festival, ha sido la voz discordante contra las cuotas de género. “Audiard se ha quejado mucho de este 20 a 1 cuando ha estado en veinte festivales con 24 a cero y nunca dijo nada”, asegura el cineasta, informa Luis Pablo Beauregard. “Yo creo en el cine hecho por humanos para los humanos. No creo en las cuotas, no es el Mundial. Hay 20 películas del mundo cristiano y solo una japonesa. ¿Dónde está el mundo musulmán? ¿Y África?”. De forma similar se expresó Valeria Bruni Tedeschi, que presentó Les estivants fuera de competición. “El festival tiene razón. Jamás querría ser seleccionada por ser mujer, sino por mi película. Estoy en contra de las cuotas”.


David Cronenberg, el veterano del futuro

El cineasta recibe el León de Oro de Honor y da una clase sobre los cambios en el cine

Tommaso Koch – EL PAIS (7 de septiembre de 2018)

David Cronenberg
Cronenberg, ayer con su León de Oro de Honor.

El pequeño David Cronenberg (Toronto, 75 años) tenía una cita semanal con la aventura. Cada sábado, acudía con otros niños del barrio al cine Pylon, a descubrir vaqueros y piratas. Un día, al salir, miró al otro lado de la calle. Vio otra sala y espectadores como él. Pero eran adultos y lloraban. Así que se acercó, para entender qué provocaba aquella reacción. Halló la respuesta en el cartel: La strada, de Federico Fellini. “Me hizo entender que el cine podía ser arte, no solo diversión. Aunque tardé mucho en creer que yo también podría hacerlo”, recordaba el miércoles. Se le dio estupendamente: la prueba está en el León de Oro de Honor del festival de Venecia que recibió ayer, y en el fervor de las decenas de asistentes a su clase magistral.

Tras la cámara, Cronenberg es un maestro en generar incomodidad en el espectador. Sangre, provocación, angustia y secretos son elementos recurrentes en su cine, de Una historia de violencia a La mosca. Pero, sentado ante el público, hizo sentir a todos como en casa. Risueño y entregado, el cineasta sorprendió también con el centro de su debate. Cuando le preguntaron de qué querría hablar, respondió que no le interesaba repasar sus películas. Prefería reflexionar sobre el futuro del séptimo arte y sus grandes cambios. La palabra que más repitió fue Netflix. Tanto que bromeó: “Deberían ficharme como ejecutivo. Además, hace bastante que no trabajo. La pregunta interesante es: ¿una película realizada para Netflix es cine? En la producción, sí. Cuando sale, se convierte en otra cosa. Puede que no llegue a la gran pantalla, pero irá en un solo día a 190 países. Nunca había ocurrido antes y ya nada será igual”, aseveró. Cronenberg abrió incluso a la posibilidad de ver los filmes en los móviles. Aunque matizó con ironía: “Lawrence de Arabia en un reloj debe de ser bastante distinto”.