Hace 45 años: La noche que Marlon Brando dejó en ridículo a Hollywood (y rechazó el Oscar)

El actor ninguneó la estatuilla obtenida por ‘El padrino’ debido al maltrato de los indios estadounidenses por parte de la industria del cine. La noche que Marlon Brando dejó en ridículo a Hollywood (y rechazó el Oscar)

Astrid Meseguer – LA VANGUARDIA (27 de Marzo de 2018)

Barcelona – Marlon Brando subió sonriente y emocionado a recoger su primer Oscar como mejor actor en 1955 por su portentosa actuación de Terry Malloy en La ley del silencio, intenso drama dirigido por Elia Kazan. Bette Davis se encargó de entregarle un galardón que no se esperaba y, con los nervios, se olvidó del discurso que tenía preparado. A punto de cumplir 31 años, el atractivo y talentoso Brando ya era todo un intérprete respetado en la meca del cine.

Sin embargo, esta situación de alegría contrastaría con la que protagonizaría años más tarde en la ceremonia de la 45ª edición, cuando rechazó la estatuilla obtenida al mejor actor por su extraordinaria interpretación del mafioso Vito Corleone en El Padrino, de Francis Ford Coppola. Un episodio que provocó uno de los desaires más comentados de la historia de los premios de la Academia de Hollywood.

La gala en cuestión se celebró la noche del 27 de marzo de 1973. Brando ya había avisado a la organización que no asistiría al evento y que en su representación vendría la activista pro derechos de los indios y aspirante a actriz Sacheen Littlefeather (Pequeña Pluma), pero no dijo nada sobre la decisión de rechazar el Oscar en caso de resultar ganador.

La sorpresa vino cuando Roger Moore y Liv Ullman se presentaron en el escenario para entregar el galardón. Entre los nominados, además de Brando, figuraban Michael Caine y Laurence Olivier por La huella, Peter O’Toole por La clase dirigente y Paul Winfield por Sounder. Ullman leyó el nombre de Brando escrito en el sobre y en ese momento las cámaras recogieron cómo Littlefeather, vestida con traje tradicional de india norteamericana, se dirigía con rostro serio hacia el escenario.

Moore le ofreció amablemente el Oscar pero la actriz rehusó sostenerlo con un gesto que dejó a todos desconcertados. Tenía delante a ochenta y cinco millones de espectadores viendo la gala por televisión. Acto seguido pronunció el siguiente discurso: “Saludos. Me llamo Sacheen Littlefeather. Soy una Apache y presidenta del Comité Nacional de Imagen Afirmativa de los Nativos Estadounidenses. Esta noche vengo en representación de Marlon Brando y me ha pedido que les diga, en un discurso muy largo, que ahora no puedo compartir con ustedes por falta de tiempo, pero que después voy a compartir con la prensa, que lamentablemente rechaza este generoso galardón.Y eso se debe al maltrato de los indios estadounidenses en la actualidad por la industria cinematográfica. Disculpen (se escuchan aplausos y abucheos por parte del público). Y en la televisión y las películas reemitidas…y también por lo ocurrido recientemente en Wounded Knee. Pido no haber sido una molestia esta noche y que deseemos que en el futuro nuestros corazones y entendimiento se encuentren con amor y generosidad. Les agradezco en nombre de Marlon Brando”.

La activista contó posteriormente que unos hombres tuvieron que impedir que un enfurecido John Wayne, figura mítica del western, saliera de entre bastidores y se la llevara a rastras después de escuchar sus palabras. Howard W. Koch, productor de la gala, ya había advertido previamente a la mujer que su discurso no durara más de un minuto o haría que la arrestasen.

Littlefeather, a la salida de la gala, recitó el discurso completo de Brando ante los medios, que lo publicaron al día siguiente. “Cuando fui nominado por El Padrino me pareció absurdo ir a la ceremonia. Resultaba grotesco festejar a una industria que había difamado y desfigurado sistemáticamente a los indios norteamericanos a lo largo de seis décadas, mientras en aquel momento doscientos indios se hallaban sitiados en Wounded Knee”.

El actor se refería así al asedio que tenía lugar en ese pueblo de Dakota del Sur. Y es que, semanas antes de los Oscar, el 27 de febrero, varios indígenas tomaron Wounded Knee para quejarse de que el Gobierno de Estados Unidos nunca había cumplido con los tratados que había contraído con las tribus indias y exigir una renegociación. De hecho, Wounded Knee ya había sido el 29 de diciembre de 1890 el escenario de una masacre en la que más de cien miembros de la tribu Lakota, incluyendo mujeres y niños, fueron asesinados por la caballería del Ejército.

Algunos de los nativos que estaban sitiados en ese pueblo en 1973 recordaron años más tarde que lo que pasó en la ceremonia de los Oscar les dio la vida y lograron que la prensa acudiera al lugar para informar de lo que realmente estaba pasando. Y todo gracias al apoyo de Marlon Brando. Sin embargo, muchos compañeros de profesión afearon su actitud, como Charlton Heston o Clint Eastwood.

El gran Vito Corleone de El padrino no fue el primero en rechazar el Oscar -ya lo hizo en 1971 George C. Scott por su general Patton en la película de Franklin J. Schaffner aduciendo que esa noche ponían un partido de hockey por la tele y llamando “desfile de carne, ofensivo y bárbaro” a la alfombra roja de la industria.

Pero a Brando le cayó una lluvia de críticas sin igual y llegó a recibir incluso amenazas de muerte tras su discurso. Por eso decidió desaparecer durante unas semanas del país rumbo a Tahití, donde tenía su pequeño paraíso privado. Desde entonces, la trayectoria cinematográfica del legendario artista fue muy irregular, aunque volvió a ser nominado al año siguiente por El último tango en París y en 1990 en la categoría de mejor actor de reparto por Una árida estación blanca.