Las estrellas de Hollywood se apagan para el gran magnate
Rocío Ayuso – EL PAIS (26 de mayo de 2018)
Los Ángeles – Hace un año habría sido imposible imaginar a un Harvey Weinstein esposado. El magnate de Hollywood, el rey del cine independiente que revolucionó las pantallas y la forma de hacer y promocionar películas con títulos como Sexo, Mentiras y cintas de vídeo (1989), Pulp Fiction (1994) o El discurso del rey (2010), siempre estuvo acostumbrado a dar órdenes, no a recibirlas. Primero al frente de Miramax, estudio que bautizó con el nombre de sus padres, Miriam y Max. Y después cuando resurgió de sus cenizas y fundó junto a su hermano Bob el sello que hasta hoy lleva su nombre, la compañía Weinstein. Considerado el hombre más poderoso de la industria del cine, acostumbrado a ser el centro de todas las miradas en la alfombra roja, ya fuera la de los Oscar o la de Cannes, ahora se ha convertido en un paria del mundo. Los 81 premios Oscar conseguidos bajo su tutela desde 1999 por producciones como The Artist (2011), Malditos bastardos (2009) o El lado bueno de las cosas(2012), entre otras, han quedado cubiertos por una avalancha de acusaciones que le culpan de numerosos casos de abusos sexuales y de poder. Un juicio popular que comenzó el pasado octubre cuando en sendas investigaciones el periódico The New York Times y el semanario The New Yorker sacaron a la luz las supuestas violaciones y abusos cometidos por Harvey Weinstein. Ahora comienza una nueva fase en la que este productor de 66 años deberá responder a las autoridades de Nueva York, su ciudad natal.
“¡BOOM!” fue la exclamación con la que Asia Argento, una de las 70 mujeres que han acusado a Weinstein de abusos sexuales e incluso de violación, tuiteó la noticia del inminente arresto del productor. Argento asegura que Weinstein la violó en 1997 en el Festival de Cannes cuando tenía 21 años y quería una oportunidad. Ashley Judd ya tenía una carrera pero según la denuncia que presentó el mes pasado contra Weinstein, el productor le costó su futuro, perdiendo la posibilidad de trabajar en la exitosa saga de El señor de los anillos cuando rechazó sus avances sexuales.
“Como muchas otras supervivientes de Harvey, no esperaba que nuestro violador tuviera que responder ante la ley. Espero que esto aliente a todas las víctimas del mundo que están diciendo la verdad”, respondió la también actriz Rose McGowan, otra de las supuestas víctimas, al conocer la noticia. Gwyneth Paltrow solo tuvo palabras de elogio para el que fue su novio, Brad Pitt, alguien que le plantó cara a Weinstein y amenazó con matarlo cuando la actriz le contó que el productor había intentado aprovecharse de ella. Weinstein ha subrayado en todo momento su inocencia asegurando que siempre mantuvo relaciones consensuales.
Casado en dos ocasiones y padre de cinco hijos, Weinstein se encontraba fuera de Nueva York, supuestamente rehabilitándose de su adicción al sexo y de su temperamento en una clínica de Scottsdale, en Arizona (EEUU). Alguien acostumbrado a ser visto desapareció de la luz pública cuando quedó claro que el azote del movimiento #MeToo y Time’s Up había acabado con su patriarcado. Expulsado de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas, entre los muchos honores perdidos en los últimos meses, y apestado entre los grandes de la industria desde que se hicieron públicas las acusaciones cuando hasta la junta de su empresa le despidió antes de ir a la bancarrota el pasado marzo.
Annabella Sciorra, otra de sus supuestas víctimas, no será la única interesada en conseguir “asientos de primera fila” para este caso, como indicó la actriz de Los Soprano en twitter. Más allá de su futuro legal el juicio popular ya está visto para sentencia. Hollywood le ha cerrado las puertas. El hombre que amaba el cine tanto como para encumbrar títulos que se habrían perdido en un Hollywood dominado por los grandes estudios y que le dio una carrera a una nueva generación de cineastas como la de Quentin Tarantino ya no pertenece a la ciudad de las estrellas. Su nombre fue mencionado o alabado en 34 discursos de agradecimiento tras ganar el Oscar, tantas veces como el de Dios y solo por debajo del de Steven Spielberg. Así lo recuerda una analítica hecha sobre la historia de la Academia de 1966 a 2016. Pero eso fue hace dos años. Ahora su única vuelta puede ser como protagonista de su propia historia en esa película que Annapurna Pictures y Plan B (la compañía de producción de Pitt) están interesados en hacer realidad, centrada en la historia del hombre que pudo reinar en Hollywood antes de convertirse en el ídolo caído que sirvió de inspiración para toda una revolución. Como recordó The Hollywood Reporter, al conocer las acusaciones que se amontonaban contra él, Weinstein dijo que la historia era “tan buena” que el mismo estaría interesado en los derechos para llevarla a la pantalla. No será él sino otros quien hagan su deseo realidad.