Todd, hijo y hermano de las actrices, desvela en un nuevo libro la relación de extrema dependencia de su madre y su hermana
EL PAIS (5 de junio de 2018)
Madrid – Todd es, probablemente, el menos conocido de la saga Fisher-Reynolds. El pequeño, el discreto, el segundo hijo de la actriz del gran Hollywood de los cincuenta, el hermano de la estrella de Star Wars, Todd es ahora el superviviente de la saga y el guardián de los secretos. Pero los secretos dejan de serlos cuando alguien los revela, y ese ha sido el caso. Porque Todd los ha revelado a lo grande: ha decidido publicar un libro contando su historia, pero sobre todo las de su hermana y su madre: Debbie Reynolds y Carrie Fisher.
La vida de Todd Fisher siempre ha estado a la sombra de estas dos mujeres. De ahí que el libro se venga a llamar My Girls: A lifetime with Carrie and Debbie (Mis chicas: toda una vida con Carrie y Debbie). En él cuenta cómo fue su vida al lado de ambas, o más bien entre ellas, puesto que madre e hija mantenían una estrechísima relación.
De hecho, la necesidad de protección de la madre por la hija era tal que, según Todd, él nació para que Carrie tuviera a alguien que la acompañara, tal y como recoge el diario británico The Daily Mail.
Según cuenta Todd Fisher en estas nuevas memorias, la muerte de su hermana (acaecida el 27 de diciembre de 2016) fue un palo demasiado grande para su madre. Así, según cuenta, fue la propia Debbie Reynolds la que quiso morir, y lo hizo al día siguiente. “Quiero irme con Carrie”, afirma Todd que le dijo su madre, que estaba “absolutamente desecha” cuando supo que su hija había fallecido y que estaba en la oficina del forense.
Reynolds, según Todd, no concebía “dejarla sola” y que su cuerpo fuera diseccionado “por algún extraño era algo aborrecible para mamá”. Por tanto, el pequeño de la familia (que ha cumplido los 60 años) asegura: “La teoría habitual sobre la muerte de mamá fue que, tras perder a Carrie, Debbie Reynolds murió porque se le partió el corazón. De parte de su hijo, que estaba allí, que la conocía mejor que nadie en la Tierra: eso no es verdad. Debbie Reynolds se quiso ir ella misma de este mundo para comprobar personalmente que Carrie jamás estaría sola. Esa fue su fuerza motor durante toda la vida de Carrie, incluyendo tenerme a mí para que ella no fuera hija única, y continuó siendo su fuerza motora cuando Carrie se marchó”.
Amores de familia
Las relaciones de pareja de los Fisher siempre fueron complicadas. Debbie se casó en 1955 con Eddie Fisher, cantante y una de las grandes estrellas del momento. Tuvieron dos hijos, Carrie y Todd, y en 1959 él dejó a su esposa por Elizabeth Taylor, en el que fue un sonado romance.
Después, Reynolds se volvió a casar dos veces, pero según le confesó a su hijo tras sufrir un infarto unos años antes de morir, el gran amor de su vida había sido el actor Robert Wagner, con el que salió antes de casarse con Fisher y que luego se casó dos veces con Natalie Wood.
Por su parte, Carrie Fisher tampoco lo tuvo fácil. Se casó en los años ochenta con el cantante Paul Simon, pero su matrimonio apenas duró un año. Salió durante unos años con el agente Bryan Lourd, con quien tuvo a su única hija, la también actriz Billie. Pero su romance más sonado fue el que ella misma destapó en su libro El diario de la princesa, en el que contó que durante el rodaje de la primera película de La guerra de las galaxias estuvo con Harrison Ford. Por entonces él tenía 33 años y ella 21, y él estaba casado.
Según cuenta ahora Todd, Debbie Reynolds no conocía el romance antes de que se publicase el libro, y no le gustó que se hiciera público. Entonces su hija claudicó: “Tienes razón. Nunca debí contar esa historia”.