Me toca: ‘Cameron es otra dimensión sin igual’ por Carlos Infante

Después de haber visto Alita: ángel de combate (Alita: Battle Angel) he podido confirmar varias teorías que me llevo manteniendo desde hace bastante tiempo, algunas más de una década. La primera es que James Cameron, en lo que se refiere a tecnología cinematográfica, es inigualable e insuperable. No hay nadie, a día de hoy, que pueda ofrecer un producto estética y visualmente a la altura de las producciones de Cameron. La segunda es que cierto sector de la crítica dirá que la película es muy floja en cuanto a su historia, el desarrollo de la historia de amor entre la ‘parcialmente humana’ y el humano y otras cuestiones similares, como pueden ser el tratamiento del guión de ciertos personajes, u otros aspectos de la propia vida y existencia. Esto se queda en la anécdota una vez vista la película. La tercera, y no puedo reprimir contarlo, es la polémica que mantuvo esa ‘Doña nadie’ llamada Patty Jenkins, con ayuda de su acólita Gal Gadot, que tras haber estado 14 años sin hacer una película y ésta fue Monster cuyo mérito recae íntegramente en la producción y la majestuosa interpretación de Charlize Theron, hizo una película aceptable sin más, titulada Wonder Woman, y no supo aceptar las acertadas opiniones, que no críticas, de Cameron sobre la película y el modelo de mujer que propone la filmografía del más taquillero, revolucionario y poderoso director de la historia y el modelo, supuestamente feminista, de mujer en Wonder Woman. La neófita se lo tomó muy mal y respondió airadamente a su compañero de profesión casi en tono despectivo. El resultado fue que Cameron colocó el estreno de su nuevo Terminator el mismo día del de que Wonder Woman 1984 y la Jenkins, en un alarde de valentía, secundada por Gal Gadot, corrieron a la Warner para retrasar más de seis meses el estreno de su película trasladándolo al verano de 2020. Veremos cómo funciona Avatar 2 y como funciona Wonder Woman 2 en el mismo año.

Al margen de estas teorías Alita: ángel de combate a nivel de estética y logros tecnológicos como el stereoscopico (3D para los no iniciados) contiene las imágenes más espectaculares que haya visto en una pantalla. Se podría decir que es lo que siempre han intentado hacer, nunca les ha salido y en esta ocasión lo han logrado (no alcanzo a imaginar lo que veremos en Avatar 2). Es una película sencillamente espectacular como pocas veces se ha visto en una pantalla. Pero no nos quedemos en el uso del 3D en las secuencias de acción, también podemos aplicarlo a cualquier momento intimista del film donde la profundidad de campo adquiere un realismo asombroso. Dicen que ha costado 200 millones de dólares pero la impresión es que su coste ha sido el triple.

La película como director la firma Robert Rodriguez y hay algunos aspectos de su obra, pero son mínimos. La película está escrita por James Cameron y producida por Jon Landau y el propio Cameron, a lo que hay que sumar más miembros del equipo de Avatar, y eso queda patente en todo momento: desde los diseños la ‘Ciudad de hierro’, futuristas y un tanto irreales (aunque la cinta está ambientada en el S:XXVI) hasta los retoques digitales de los ojos de Alita durante toda la película que no parecen ser artificiales. El gran logro de la película está en que toda la tecnología utilizada para la recreación del film (personajes, escenarios, etc) resultan absolutamente creíbles y uno no se detiene mientras ve la película en que efecto está viendo en pantalla, pese a que todos los fotogramas han sido retocados digitalmente. Un logro nunca visto hasta ahora, tal vez con la excepción de Avatar y Titanic.

Otro apunte a tener en cuenta es el cuadro artístico donde todos los protagonistas son de primer nivel y cuentan en su haber con numerosos premios, el Oscar incluido, lo que ayuda a dar verisimilitud a la historia. Especialmente debemos destacar la composición de Christoph Waltz en uno de esos personajes a lo que ya nos tiene acostumbrado, con varias capas más allá de lo aparente. Sí le quiero poner un pero a la película, sin develar nada más de la trama o desenlace, y es que no tiene un final propiamente dicho. Y siempre he mantenido que con independencia de que la película vaya a tener una continuación debe tener un desenlace que en esta ocasión no se ha incluido, sin duda para continuar la historia, o convertirla en franquicia, no tardando demasiado. Sólo les falto, cual serie de televisión colocar el famoso ‘To be continued’. He dejado el resto de la trama fuera de forma consciente por considerarla secundario y porque son muchos los compañeros que la han detallado.

Hay películas hechas para la reflexión, hay películas hechas para expresar un discurso cinematográfico (en ésta se podría buscar aunque no está en la superficie ni me temo que en la intención de sus artífices), hay películas hechas para el puro entretenimiento, y hay películas hechas para el placer de la vista y el disfrute y deleite de lo que se nos presenta. Este es el caso de Alita: ángel de combate, es una película para ver, en condiciones óptimas de una sala de cine perfectamente equipada y que empresas como Netflix jamás podrán ofrecer. Cameron ha demostrado que el cine no está muerto y que con imaginación y medios perdurará por décadas y décadas.

Termino: si buscan cine de autor, de mensaje profundo, Alita: ángel de combate no es su película. Si buscan entretenimiento, el placer de la imagen, ver lo nunca visto en una pantalla Alita: ángel de combate es una opción que no pueden perderse y deben verla en 3D y en el cine mejor equipado. Es una pena que la película no se pudiera estrenar a finales de diciembre como estaba previsto, hoy tendría todas las Nominaciones al Oscar en los apartados técnicos y tal vez en alguno más y con certeza se llevaría más de un galardón. En cualquier caso me ha impresionado como he dicho, me ha entretenido y me ha hecho sentir bien en un cine, circunstancia que no suele ser habitual. James Cameron como dijo la noche que le dieron el Oscar por Titanic sigue siendo ‘el rey de mundo’ por mucho que joda a mucha gente, profesionales del cine incluidos.

 

Carlos Infante