La legendaria montadora, que trabajó seis décadas en la industria del cine, murió a los 92 años
Antonia Laborde – EL PAIS (11 de mayo de 2018)
Washington – La montadora británica Anne V. Coates fue una mujer moderna durante casi un siglo. La editora por vocación y enfermera por estudios, falleció este martes a los 92 años en Woodland Hills, California. Fue pionera al desempeñar uno de los pocos empleos disponibles para las mujeres en la industria cinematográfica en los tiempos de la postguerra. Pero a ella no le gustaba mezclar su trabajo con un tema de género: “Yo solo me veo como una montadora”. Se consagró con la película Lawrence de Arabia (1962), que le supuso un Oscar, y prácticamente se despidió con Las 50 sombras de Grey (2015), que le generó una decepción. “Sus besos fueron un poco tibios. Yo quería más pasión”, criticó en su momento.
Coates siempre lo tuvo claro. A los 14 años, luego de ver Cumbres Borrascosas, decidió que dedicaría su vida al cine. Pero su tío, el conservador productor inglés J. Arthur Rank, no se lo permitió. “Pensó que me iba a encantar el glamour y tener aventuras con actores”, contó Coates a The Los Angeles Times en 2016. “Eso pasaría, pero después”, agregó. El veto la llevó a asistir como enfermera a los cirujanos faciales de militares heridos. Esa experiencia la acercó al comunismo y a abrir su mente, según contó a The Independent. Cuando el trabajo la produjo demasiada angustia, volvió donde su tío. Él, para disuadirla, la puso a trabajar en una película religiosa. Pero lejos de alejarla del cine, fue el arranque a seis décadas en la industria.
Su aprendizaje se lo debió principalmente a la flojera de su primer jefe. Como asistente de la sala de montaje en Pinewood Studios tenía que acabar el trabajo del editor, que todos los días se iba a las 16.00 a cuidar su jardín. Eligió la edición porque fue lo que le pareció más interesante luego de la actuación. Definió esa área como la más hospitalaria con su género. “Las mujeres son en su mayoría madres y los directores son en su mayoría niños, por lo que los dos van muy bien juntos”, sostuvo en una entrevista en 2005.
Los años le permitieron que se reconociera su trabajo en vida. Además del Oscar que ganó por el clásico de David Lean, la nominaron al galardón por Becket (1964), The Elephant Man (1980), En la línea de fuego (1993), y Out of Sight (1998). En 2016 le otorgaron el Oscar honorífico.
Entre toma y toma se casó con el director de cine y televisión inglés Douglas Hickox, con quien tuvo tres hijos que hoy trabajan en la industria. Al conocerse la noticia del fallecimiento de Coates, tanto su familia como grandes celebridades le rindieron homenaje a través de las redes sociales, destacando una y otra vez su humildad. Quizá sea esa característica junto con la escena del oficial Lawrence apagando un fósforo, que al instante se transforma en un amanecer sobre la ardiente arena del desierto, la gran herencia de la mujer que sabía cómo cortar y pegar.