Alita: ángel de combate (Alita: Battle Angel): Las críticas

Alita: ángel de combate (Alita: Battle Angel): Película RECOMENDADA por ESTRELLAS EN LA NOCHE

Seguidamente pueden leer las principales críticas de la prensa española sobre la película. Las opiniones sobre este film pueden incrementarse en los próximos días.

Laura Ramos
Redacción de ESTRELLAS EN LA NOCHE


Alita: ángel de combate: una golosina para la vista

No hay gran cosa que pensar sobre esta película, y sí mucho que mirar y disfrutar

Oti Rodríguez Marchante – ABC (15 de Febrero de 2019)

Aunque esta espectacular película la firma Robert Rodríguez, no se puede dar ni un paso por ella sin saber que en la producción y en el guion está James Cameron, que es el campeón del mundo de los efectos digitales y del cine impresionante («Terminator», «Titanic», «Avatar»…). La envergadura del diseño de producción, de esa ciudad postapocalíptica llamada Ciudad de Hierro, la convivencia del hierro y la carne en los personajes, y las múltiples escenas de acción son, otra vez, la apoteosis del cine, y todo ello bien instrumentado por gran inventiva visual y unos efectos tridimensionales magníficos.

El argumento, basado en un tebeo japonés, en cambio, no ofrece tantas sorpresas como su envoltura técnica, y se limita a contar una historia de supervivencia, en tono épico y con un ramalazo de romanticismo cibernético, y con un personaje central, Alita, que es un mixto de cerebro humano con arreglos y piezas robóticas: es, como si dijéramos, un menú conocido pero en un plato nunca visto. La joven protagonista es puro producto de ordenador y está diseñada por captura de imagen a partir del físico de la actriz Rosa Salazar, pero su respuesta en la pantalla es perfecta en lo corporal y en lo sentimental, y su relación con “el padre”, un doctor de robots que interpreta sin su malicia habitual Christoph Waltz, está muy bien calibrada en plano corto. Entre las persecuciones, las escenas de lucha, las carreras mortales del motorball y un ritmo que impide el parpadeo, la película intenta poner una pizca de complejidad sentimental entre la autómata y un joven humano que le hace tilín, aunque lo cierto es que no hay gran cosa que pensar sobre “Alita: ángel de combate”, y sí mucho que mirar y disfrutar.


Alita: Angel de combate crítica: La niña letal

El resultado es frío y se erige en testimonio de cómo un proyecto nacido de la pasión puede erosionarse

Jordi Costa – EL PAIS (15 de Febrero de 2019)

En 1949, Osamu Tezuka publicó el manga Metrópolis bajo la inspiración del clásico de Fritz Lang, del que tan sólo había visto el cartel. La efigie de Brigitte Helm en la piel de la María robótica le llevó a crear a Michi, niña cibernética con potencial de arma de destrucción masiva que, al mismo tiempo, cumplía el papel de hija sustitutoria de su creador. Su influencia en el imaginario del manga y el anime contemporáneo es más que palpable: Tetsuo, personaje clave de Akira (1988), y Motoko Kusanagi, la atormentada heroína de Ghost in the Shell (1995), son descendientes de Michi, al igual que Alita, creación de Yukito Kishiro que, tras protagonizar su serie manga de nueve volúmenes a principios de los 90, fue adaptada a la animación en dos concisas entregas destinadas al mercado del vídeo.

Alita llegó a los mercados occidentales en el momento en que estos descubrían la animación japonesa tras el fenómeno de Akira y, pese a la parquedad de su existencia animada, su rápida ascensión a figura de culto llevó a James Cameron a adquirir sus derechos de adaptación cinematográfica… para mantener a esta heroína cyborg en el purgatorio de los proyectos en perpetuo desarrollo hasta que, finalmente, la película se ha materializado cuando ya nadie parecía esperarla. Lo más llamativo no es que Alita, personaje y proyecto, haya regresado de entre los muertos, sino que Cameron haya recuperado a un cineasta como Robert Rodríguez para una producción de envergadura tras su larga etapa consagrada al artesanado digital de ejecución casi doméstica.

La inflamación ocular a la que ha sido sometida la actriz Rosa Salazar para acercarla al icono es la decisión más inexplicable dentro de una propuesta que reitera imaginarios y situaciones y en la que Rodríguez reprime demasiado su tendencia al exceso estilístico. El resultado es frío y se erige en testimonio de cómo un proyecto nacido de la pasión puede erosionarse hasta convertirse en una suerte de obligación contractual que neutraliza, sin eliminar totalmente, los picos de crueldad de un original que, en su día, propuso una llamativa poética de la mutilación.


Alita, ángel de combate: espectáculo y entretenimiento

Francisco Marinero – EL MUNDO (15 de Febrero de 2019)

Robert Rodríguez hizo Sin City -con diferencia, su mejor película- adaptando las novelas gráficas de Frank Miller, cuyo estilo reprodujo, estilizó y magnificó en un thriller fascinante. Por su parte, James Cameron descubrió y explotó todas las posibilidades de los efectos especiales y el 3D (entre ellas, pasar inadvertidas como tales en muchos momentos) en Titanic y Avatar, poniendo con talento y perfeccionismo tecnológico estos recursos al servicio de la narración y logrando lo más importante: crear imágenes que parecían corpóreas, no virtuales o irreales. Estos dos cineastas han sumado sus respectivas especialidades -uno como director, otro como productor- en una superproducción de acción y ciencia ficción para ofrecer un gran espectáculo de entretenimiento inspirado en una novela gráfica y una cinta de animación de Hiroshi Fukutomi y, también con obviedad, en Blade Runner, de Ridley Scott, que sigue siendo un modelo obligado.

El resultado es el esperado en cuanto a una aventura con coreografías de artes marciales y escenarios imaginativos, en cuyos paisajes urbanos sí se aprecia una irrealidad, muy probablemente preconcebida por parte de James Cameron. En el siglo XXVI, un doctor rebusca en un vertedero de chatarra de ciborgs y encuentra el busto aún vivo de una joven a la que dotará de un cuerpo y que se enfrentará a un régimen tiránico que trata de aniquilar a su especie. El conflicto de las naturalezas humana y robótica nunca alcanza la deseada grandeza trágica, pero es un pretexto idóneo.


Alita, ángel de combate: Hipertrofia digital

A mitad entre actriz y manga

Jordi Batlle Caminal – LA VANGUARDIA (15 de Febrero de 2019)

Alita, que no Aelita (la reina de Marte en un gozoso clásico de la ciencia ficción soviética de 1924), es la heroína de un manga creado por Yukito Kishiro a principios de los años noventa que ya tuvo poco después su versión anime y ahora reaparece encarnada por la actriz Rosa Salazar, convenientemente retocados sus ojos, muy grandes y expresivos, por ordenador. Al principio de la película, Christoph Waltz recorre un gigantesco vertedero del futuro (estamos en el siglo XXVI), como un Wall-E de carne y hueso, y encuentra los restos de una hermosa androide, que él mismo, científico de prestigio, recompondrá paciente y paternalmente (de Wall-E a Geppetto) hasta devolverle la vida y bautizarla con el nombre de Alita. La androide no tiene recuerdos del pasado, pero poco a poco descubrirá que fue un brava guerrera, una superheroína, con dotes extraordinarias para la lucha (y el deporte: una suerte de rollerball) que no tardarán en manifestarse.

Este cuento futurista de acción incesante viene avalado por dos pesos pesados del cine contemporáneo: James Cameron, alma del proyecto, guionista y productor, y el realizador Robert Rodriguez. La huella de Cameron es ostensible: Alita: ángel de combate es tan apabullante, tan demoledoramente deslumbrante como Avatar en diseño de producción, hipertrofia digital y empleo brillante de las tres dimensiones: un juguete de 200 millones de dólares que parece de 400. Empacho de parafernalia tecnológica idónea, en cualquier caso, para quienes añoren las salas Imax y sostengan, con toda la razón del mundo, que todavía hay territorios que Netflix no puede conquistar. La trama, por desgracia, es simple, esquelética, no está a la altura de tanta virguería visual. Pero sí está expertamente envasada por un Rodriguez que sabe narrar, encuadrar, servir la acción con nervio y claridad y sin que nuestras retinas sufran el daño frecuente en tantos blockbusters de usar y tirar. Y pensar que el texano empezó su carrera filmando El mariachi con un presupuesto de siete mil dólares.


Alita: ángel de combate: los cyborgs con alma

Esta versión del manga en imagen real y personajes generados por ordenador invita a una convivencia modélica entre dos logísticas de producción

Quim Casas – EL PERIODICO (15 de Febrero de 2019)

Es más una película de James Cameron (productor y guionista) que de Robert Rodriguez (director y guionista). Pero, paternidades al margen, esta versión en imagen real y personajes generados por ordenador, de ciudades distópicas muy analógicas y efectos digitales en tres dimensiones muy logrados, invita a una convivencia modélica entre dos logísticas de producción. De hecho, el propio estilo del filme, basado en un manga cyberpunk de los 90, es como una metáfora de su principal protagonista, Alita, una guerrera cyborg con cuerpo de robot y cerebro humano que está interpretada por un cuerpo digital modelado a partir de los rasgos y movimientos de una actriz real, Rosa Salazar.