¿Cómo se hizo la delgada línea roja (The Thin Red Line) de Terrence Malick?

Basada en la novela de James Jones, LA DELGADA LÍNEA ROJA narra la historia de un grupo de hombres, una compañía de fusileros del ejército llamada “C de Charlie” que, durante la despiadada batalla de Guadalcanal, en la Segunda Guerra Mundial, sufren grandes cambios, padecen y, en última instancia, descubren aspectos fundamentales de sí mismos La historia narra el envío de nuevas unidades del ejército para proceder al revelo de las unidades de infantería de marina agotadas por el combate. Cuenta su odisea, desde el momento en que, sorprendentemente, desembarcan sin oposición, hasta el regreso final de los que han logrado sobrevivir, pasando por las sangrientas y agotadoras batallas posteriores al desembarco.

El relato es más que la mera historia de un grupo de soldados que combaten en una batalla clave, la que por fin pondría freno al avance de los japoneses a través de las islas del Pacífico. El argumento examina los intensos vínculos que nacen entre unos hombres sometidos a tremendas tensiones, incluso al mal; para Jones, que sirvió en Guadalcanal en una unidad del ejército, los sentimientos y emociones de los soldados acabaron transformándose en nada menos que un cierto sentido de amor… de familia. Los horrores de la guerra les ayudaron a perder la idea de sí mismos y del mundo que los rodeaba. Ya no luchaban sólo por motivos patrióticos, ni por el mundo exterior y sus conflictos, que los habían llevado allí; luchaban por su propia supervivencia y por los hombres que tenían a su lado.

LA DELGADA LÍNEA ROJA supone el regreso de Terrence Malick, quien además es autor del guión, a la silla del director. Malick había realizado anteriormente dos películas: Malas Tierras y Días del Cielo. Por esta última, obtuvo la consideración de Mejor Director por parte de los Críticos Cinematográficos de Nueva York, los Críticos Cinematográficos Nacionales y el Festival de Cine de Cannes. Malick fue alumno del Centro de Estudios Cinematográficos Avanzados, que forma parte del Instituto Cinematográfico Norteamericano (AFI), donde conoció a George Stevens, Jr , fundador del AFI y productor ejecutivo de LA DELGADA LÍNEA ROJA.

La adaptación que hace Malick de la obra de Jones, añade un nuevo hilo argumental, ya que nos hace enormemente conscientes del medio ambiente, tanto físico como antropológico, en el que se desarrollaron estos combates. La película nos presenta la yuxtaposición de una cruenta batalla mecanizada, al lado de la naturaleza virgen en que tiene lugar, en donde las fuerzas de destrucción colisionan con un pueblo que vive en apacible armonía con la naturaleza que les rodea: los melanesios de las islas Salomón, cuya forma de vida gira en torno a la familia y a la tranquilidad.

En 1988 Malick sugirió la idea de adaptar la novela de James Jones a los productores Robert Michael Geisler y John Roberdeau, quienes acto seguido se dirigieron a Gloria Jones, la viuda del autor, y adquirieron los correspondientes derechos. Después, Geisler y Roberdeau se pusieron en contacto con Mike Medavoy, amigo y antiguo agente de Malick, a la vez que presidente de Phoenix Pictures, para que les ayudara a desarrollar, producir y allegar recursos financieros para la película.

Al principio, Malick sólo había pretendido escribir el guión. Lo cuentan George Stevens, Jr. y Mike Medavoy: “Inicialmente, la dirección no formaba parte de los planes de Terry, pero a medida que fue pasando el tiempo, decidió que LA DELGADA LÍNEA ROJA sería la próxima película que dirigiese”. En septiembre de 1996, Malick y Phoenix presentaron la idea al productor Grant Hill, quien se hallaba ocupado con Titanic en Rosarito Beach, México. “Terrence y yo entablamos una estrecha relación telefónica -comenta Hill-, y me alegró mucho que me invitase a sumarme a él.”

Fox 2000 Pictures, bajo la capitanía de su presidenta, Laura Ziskin, se unió a la empresa, y la película recibió la “luz verde”. “Antes de que nos hubiéramos dado cuenta -afirman Medavoy y Stevens,- ya estábamos en Australia, rodando la película”.

Una de las principales preocupaciones de Malick en esta etapa del proyecto era la de reunir a un compacto grupo de viejos amigos y colaboradores: el diseñador de producción Jack Fisk, el primer ayudante de dirección Skip Cosper, la directora de reparto Dianne Crittenden y el montador Billy Weber, habían trabajado, todos sin excepción, en las anteriores películas de Malick. A este equipo se sumaron dos ganadores del Oscar®: el director de fotografía John Toll y el compositor Hans Zimmer.

A Fisk, que había sido diseñador de Malas Tierras y Días del Cielo, la oportunidad de reunirse con Malick le pareció irresistible. “Cuando llegó a mis oídos que Terry se disponía a hacer otra película, la sola posibilidad de que otra persona se hiciera cargo del diseño me hizo sentir celos. Así que le mandé un fax, diciéndole que por fin me había recuperado de Días del Cielo (en la que ambos habían colaborado hacía veinte años), y que estaría encantado de volver a trabajar con él”.

LA DELGADA LÍNEA ROJA reúne también a un extraordinario reparto de actores que dan vida a los soldados de la Compañía ‘C de Charlie’ y a los oficiales que los envían al combate. Entre ellos figuran Sean Penn, Jim Caviezel, Ben Chaplin, George Clooney, John Cusack, Woody Harrelson, Elias Koteas y Nick Nolte. Dice George Stevens, Jr.: “No recuerdo una película como ésta en la que tanto intérpretes destacados estuvieran dispuestos a aceptar cualquier papel que se les ofreciese. Suponía una inmejorable oportunidad para Terry”. “Creo que había dos razones para ello -prosigue Stevens-. Una, era su admiración por el argumento y el guión. La otra, por supuesto, era que cada uno de ellos sentía un fuerte deseo de trabajar con Terry Malick”.

El conocimiento de los actores y la valoración de su trabajo por parte de Malick también contribuyó de forma señalada a la formación del elenco. “Terry conoce a muchos actores personalmente y mantiene una excelente relación con ellos” -observa Hill. La idea que el director tenía de la historia y los personajes fue otro incentivo más. “Me atrevería a afirmar que todos querían participar de la idea de Terry -añade Hill-, y tener la oportunidad de experimentar una forma de dirigir diferente y gratificante”.

Los miembros del reparto estaban encantados de interpretar cualquier papel, grande o pequeño, con tal de tener la ocasión de trabajar en LA DELGADA LÍNEA ROJA. Nick Nolte, que interpreta al coronel Tall, asegura: “Ha sido un gran placer haber trabajado con Terry. Ha rodado muy pocas películas, de modo que cuando dirige parece que ésa vaya a ser la última que haga. Por eso no acepta medias tintas”. Ben Chaplin lo corrobora: “Acepté el papel del soldado Bell sin dudarlo. Las primeras dos películas de Terrence llegaron a ser clásicos, y yo sabía que LA DELGADA LÍNEA ROJA sería una oportunidad de las que sólo se presentan una vez en la vida”.

Woody Harrelson, que interpreta al sargento Keck, asiente: “Da gusto trabajar con Terry. Siempre he creído que si se quiere que una película salga bien, hace falta que quienes participan en ella sean algo parecido a una familia. Ése fue precisamente el ambiente que Terry creó”. Si bien estaban satisfechos con la cantidad de estrellas de talento que se iban sumando al proyecto, los realizadores estaban decididos a encontrar algunos rostros relativamente nuevos para papeles importantes. Los más de cincuenta papeles con diálogo hicieron que el proceso de selección de actores fuera largo y exhaustivo.

Entre los nuevos “reclutas” estaba Jim Caviezel, que se hace cargo del papel del soldado Witt, de Kentucky. No se le ocultó al joven actor la oportunidad que se le presentaba. “Me consideré muy afortunado no sólo por participar en esta película, sino también por haber interpretado el papel de Witt; es un auténtico héroe y un personaje al que resulta maravilloso interpretar”.

Ya que Guadalcanal no podía acoger a todo el equipo de una película, por no mencionar otras consideraciones de orden logístico, LA DELGADA LÍNEA ROJA se filmó en su mayor parte en el bosque ecuatorial de Daintree, situado en Queensland (Australia). Al rodaje en Queensland siguieron cuatro semanas cruciales de trabajo en Guadalcanal.

En Australia, más de doscientos actores y extras con equipo de combate, tuvieron la ocasión de demostrar sus habilidades a las órdenes de dos unidades de producción que trabajaban simultáneamente. El escenario de Queensland resultó ideal, al menos por dos razones. Según George Stevens, Jr., un afamado realizador por derecho propio, “contábamos con un equipo australiano cuyos miembros tenían recursos y talento, y que no pensaban en descansar hasta que el trabajo estuviera bien hecho”.

Por si no bastase, el escenario australiano, con sus campos de hierba al lado del mar guardaba un estrecho parecido con la topografía de Guadalcanal. Pero esa misma hierba (y una explotación ganadera cercana) también supusieron algunos retos especiales. “Continuamente teníamos que estar ocultando las vacas, y evitar que se comiesen los decorados” -recuerda Jack Fisk. Puesto que la mayor parte de la batalla se libró en esos campos de hierba, el equipo de realización hubo de conseguir rejuvenecer la hierba y que ésta siguiera creciendo durante casi cinco meses. “También transplantamos hierba y la hicimos mullida -dice Fisk-. Aprendimos alguno trucos sensacionales para que durase cuanto fuera posible”. El reto del paisaje fue, naturalmente, tan sólo una pequeña parte de las responsabilidades de Fisk en Australia. Como el attrezzo y el vestuario de la época andaban escasos, Fisk y los demás artistas de producción tuvieron que fabricar prácticamente todo partiendo de cero, incluidos siete aviones, dos mil uniformes que se ajustasen a las especificaciones militares originales, fusiles, tiendas… incluso una pista de aterrizaje y una plantación.

Pero quizá, el mayor reto de todos era que Fisk previera el siguiente movimiento de Malick. “No es fácil predecir lo que va a hacer Terry, pero por eso me encanta trabajar con él -asegura, entusiasmado, Fisk-. Su enfoque es extraordinario; ve las cosas de manera diferente a la de las demás personas.”

“El trabajo de Terry comienza de verdad cuando llega al plató y lo ve repleto de actores y extras -continúa Fisk-. Entonces empezamos nosotros a cambiar las cosas de un sitio a otro y a moldearlas de acuerdo con lo que él ha visto. Es un proceso muy orgánico e impredecible, y gran parte de él dependía de la luz”.

Con tal fin, el director de fotografía John Toll, un doble ganador de los Oscars® Premio de la Academia (por Leyendas de Pasión y por Braveheart), contribuyó significativamente al aspecto de la película. Lo explica George Stevens: “John es un director de fotografía de una imaginación y unos recursos increíbles. Al principio del rodaje, Terry y John decidieron fotografiar principalmente usando luz natural para que la película tuviera un aspecto distintivo; John lo ejecutó con una habilidad admirable, en las condiciones más duras”.

Los singulares métodos de Malick también impresionaron a los actores; entre ellos, a John Cusack, que encarna al capitán John Gaff. “Desde luego no podía uno aburrirse con Terry -indica Cusack-. Es muy intuitivo; a veces, cuando nos hallábamos en medio de una toma, de repente veía algo interesante en otro sitio y allá que se iba derecho a fotografiarlo”.

A pesar de que los realizadores trajeran a algunos melanesios desde las islas Salomón al lugar de rodaje en Queensland a fin de añadir algo de realismo, les pareció desde el principio que no era suficiente para retratar los especiales rasgos de ese pueblo y de su país. Por lo tanto, para garantizar la autenticidad, destacar la riqueza cultural de los nativos y transmitir mejor los temas del argumento, se decidió durante la preproducción filmar algunas escenas fundamentales en las partes más remotas y menos accesibles de Guadalcanal.

La historia de los habitantes melanesios de Guadalcanal, y de los efectos que la guerra tuvo sobre ellos, es una de las que no se recogen en otros relatos de la Segunda Guerra Mundial. Esta cultura era tan ajena a los soldados que llegaban, como, por supuesto, lo eran los soldados para los melanesios. Y la dulzura del pueblo melanesio y su forma de vida brindaban un vivo y con frecuencia espeluznante contraste con la escala de la destrucción bélica que les rodeaba. “Pensamos que este contraste era un importante elemento de nuestra película, y para sacarlo a la luz teníamos que rodar al menos una parte del filme en Guadalcanal, entre los melanesios” -nos explica Fisk.

Los realizadores descubrieron que los melanesios eran unos anfitriones muy hospitalarios y generosos. Mas, como no era para menos, necesitaron algún tiempo para habituarse a sus costumbres. Fisk explica que “ellos viven en clanes y piensan en comité, lo que hacía difícil negociar el uso de la tierra, dado que tan gran número de miembros de la familia tenían que tomar parte”.

El trabajo y la investigación sobre Guadalcanal habían comenzado mucho antes que la fotografía principal. Durante la preproducción, Malick, Hill, Fisk y Toll realizaron varios reconocimientos de la isla, con la asistencia de un antropólogo francés allí radicado que ayudó a poner a los realizadores en contacto con los melanesios. Durante aquellas primeras visitas, a los realizadores les resultó particularmente emocionante descubrir que Guadalcanal había cambiado muy poco en los más de cincuenta años transcurridos desde el final de la batalla. (Gran parte de la isla conserva, de hecho, el mismo aspecto que tenía a la llegada del capitán Cook hace ya varios siglos. Parte del triste motivo para tan pequeño cambio se debe a que en las islas Salomón se registra el mayor número de casos de malaria endémica; a su vez, esto redujo al mínimo el comercio y el turismo). Los campos de batalla y las trincheras permanecían intactas: las raciones “C”, la metralla y las granadas de la Segunda Guerra Mundial todavía yacían abandonadas en la zona. Los realizadores descubrieron en todo esto una fuente de inspiración, reafirmando su determinación de rodar allí al menos una parte de la película.

Más adelante, el equipo de dirección formó lo que ellos llamaron una “unidad antropológica”, compuesta por un cámara de documentales y su equipo, formado por tres o cuatro personas. Esta unidad se trasladó a Guadalcanal, donde se alojaron en dos de las aldeas de la periferia. “Nos trajeron unas tomas maravillosas que nos habría sido imposible haber obtenido de cualquier otra manera” -asegura Grant Hill. El trabajo de la unidad acabó diseminado a lo largo de la película, proporcionando un metraje clave acerca de los melanesios y su cultura.

El rodaje con actores tuvo lugar en una auténtica aldea melanesia, pero el traslado a otro escenario en Guadalcanal hizo precisa la construcción de una nueva aldea, para lo cual Fisk se basó en las extensas investigaciones antropológicas sobre la época que él había realizado. Los nativos ayudaron al departamento artístico a levantar las chozas, e incluso vivieron en ellas durante un tiempo mientras duraba la construcción.

Aunque los melanesios disfrutaran viendo la nueva aldea que se alzaba a su alrededor, la velocidad con la que era levantada fue toda una impresión. “Normalmente, se emplean unas cinco semanas en edificar una casa normal en Guadalcanal -nos explica Fisk-, y nosotros construimos catorce o quince en cinco días”. Según dice Fisk, buena parte del diseño de la película provenía de la misma isla. “Todos los colores surgieron de Guadalcanal y de la presencia militar que aún se notaba desde la Segunda Guerra Mundial -añade Fisk-. El aspecto militar y sus colores se mezclaban sin problemas con la isla ya que toda ella tenía algo de caqui y verde camuflaje”.

Fisk se esforzó igualmente por dar a todo la cualidad de las cosas hechas a mano, lo que contribuyó a retratar las tres culturas que entraron en relación (y en conflicto) en aquella época. Las tiendas de los soldados norteamericanos, las aldeas melanesias y el enmascaramiento y las fortificaciones de las fuerzas japonesas, cuentan todas ellas, a su manera, sus propias y complementarias historias de un paraíso atrapado en medio de dos fuerzas aplastantes.

A pesar de su monumental escala, sus exóticos escenarios y al amplio reparto de actores, la producción de LA DELGADA LÍNEA ROJA se completó en el calendario previsto y sin sobrepasar el presupuesto.

© Twentieth Century Fox Film Corporation, 1998
© Carlos Infante, 1999