Festival de Cine de Venecia, día 11: Gana Cuarón, triunfa Netflix

Como tenemos por costumbre terminamos nuestro seguimiento informativo del Festival de Cine de Venecia ofreciéndoles las crónicas finales de los seis diarios más importantes de España, a las que se puede sumar otras informaciones si se considera oportuno.

Laura Ramos
Redacción ESTRELLAS EN LA NOCHE


Gana Cuarón, triunfa Netflix

El director mexicano se alza con el León de Oro con ‘Roma’, crónica inspirada en su infancia durante los setenta y producida por la poderosa plataforma de ‘streaming’

Álex Vicente – EL PAIS (9 de septiembre de 2018)

El director Alfonso Cuarón se convirtió anoche en máximo vencedor de la Mostra de Venecia al conquistar el León de Oro a la mejor película por Roma, crónica inspirada en su infancia en la colonia mexicana del mismo nombre durante los años setenta. Dirigida, escrita, montada y fotografiada por el propio Cuarón, que llevaba décadas soñando en convertir el proyecto en realidad, Roma narra la desintegración de un matrimonio burgués y las consecuencias de esa separación en sus cuatro hijos.

El responsable de Gravity o Y tu mamá también centra su mirada en un personaje que, de entrada, parecía secundario: Cleo, la sirvienta indígena que suele quedar a cargo de los niños, una mujer invisible pero con un papel fundamental, interpretado por la actriz amateur Yalitzia Aparicio. El personaje está inspirado en Libo, la asistenta que solía cuidarlo de niño. Ayer fue su cumpleaños. “Este es mi regalo. Te cantaría Las Mañanitas, pero no voy a ofender los oídos de miles de personas”, aseguró Cuarón al recoger el premio en Venecia. “Esta película es el producto de mi inmenso amor a ti, a mi familia y a mi país, México”, añadió el director, a pocos metros del presidente del jurado, Guillermo del Toro.

Distinguida por una puesta en escena sobria pero meticulosa, Roma también es un poderoso retrato de las diferencias de clase en la sociedad mexicana y una fascinante panorámica sociopolítica de un país envuelto en una tensa calma y una violencia sorda, que no tardará en explotar en el segundo acto.

La victoria de Cuarón en Venecia reafirma el lugar privilegiado que el cine latinoamericano sigue ocupando en el circuito de los festivales europeos, pero también supone un éxito incontestable para Netflix, productora y poseedora de los derechos de distribución de la película en todo el mundo. Roma es el primer filme producido por la todopoderosa plataforma de streaming que se alza con el premio principal de uno de los certámenes históricos de cine en el viejo continente. Tras el traspiés del último Festival de Cannes, que apartó las películas que llevaban el sello de Netflix de la competición por un desacuerdo sobre la decisión de no estrenarlas en salas comerciales —incluida la película de Cuarón, que inicialmente había sido programada en la sección oficial del certamen francés—, la plataforma se marcha de la Mostra con su propuesta legitimada y su posición reforzada. El de Roma no fue el único premio para Netflix: otra de sus seis películas en este festival, The Ballad of Buster Scruggs, el wéstern por capítulos de los hermanos Coen, se hizo ayer con el premio al mejor guion.

Galardones acertados

Willem Dafoe
Willem Dafoe sostiene su Copa Volpi

El Gran Premio del Jurado fue para La favorita, acercamiento burlesco del cine de época a cargo del director griego Yorgos Lanthimos, que había sido otra de las películas más aplaudidas del festival. El cineasta parece alejarse gradualmente del tono cáustico y los tropismos surrealistas de su cine para adentrarse en terrenos desconocidos, como demuestra este relato ambientado en la corte de la caprichosa reina Ana en la Inglaterra de principios del siglo XVIII. La interpreta la actriz Olivia Colman, secundaria habitual en el cine británico, a punto de meterse en la piel de otra reina, Isabel II, en la nueva temporada de The Crown. El mejor actor fue Willem Dafoe por At Eternity’s Gate, peculiar biopic dirigido por Julian Schnabel sobre los últimos años de vida de Van Gogh. El veterano intérprete era, sin duda, lo mejor de una película irregular y de ideas trilladas, en la que logra alejar al pintor de su imagen más estereotipada. Para Dafoe, Van Gogh no fue un loco, sino un hipersensible al que el mundo solo entendió cuando ya era demasiado tarde.

El francés Jacques Audiard fue designado mejor director por The Sisters Brothers, otra vuelta de tuerca al wéstern donde subvierte los códigos clásicos de ese género que parecía en vías de extinción llenándolo de hombres sensibles y de cowboys dolidos, en la que el responsable de Un profeta o De óxido y hueso vuelve a brillar en la descripción de sentimientos ambiguos y de ideas complejas. Por último, el premio especial del jurado fue para The Nightingale, violento relato sobre la venganza de una mujer en la Australia colonial, firmada por la única directora del concurso, la australiana Jennifer Kent. La cineasta dedicó el premio al pueblo de Tasmania, donde está ambientada su historia, y a las mujeres que hacen cine, a las que incitó a seguir adelante. “La fuerza femenina es una de las más poderosas y curadoras del planeta. Espero que haya más mujeres que vengan a ocupar este espacio”, dijo como colofón a una edición marcada por su escasez. En su película, esa protagonista se alía con un hombre aborigen, en un pacto entre grupos oprimidos que parecía recordar al que Del Toro propuso en La forma del agua, ganadora del León de Oro de 2017. De esa manera, no sorprendió encontrarla en el palmarés por partida doble: el actor aborigen Baykali Ganambarr también se alzó con el premio Mastroianni al mejor intérprete emergente.


Un director marcado por sus recuerdos

Cuarón ha regresado a su país, que dejó hace 27 años, para rodar su filme más personal

Luis Pablo Beauregard – EL PAIS (9 de septiembre de 2018)

Roma
Alfonso Cuarón, en el rodaje de Roma

Alfonso Cuarón ha dicho que la vida le exigió hacer Roma. “Fue un salvavidas que me aventaron a la mitad de una tormenta en medio de un océano inacabable”, dijo el director mexicano en una entrevista el año pasado con EL PAÍS. El drama que ha sorprendido a la Mostra de Venecia y que le ha reportado el León de Oro comenzó a tomar forma hace una década, cuando Cuarón terminó de rodar Hijos de los hombres (2006). Pero en realidad, la película lleva gestándose en su mente durante sus 56 años de vida. La infancia de aquel niño que creció durante los sesenta y setenta en una casa de la calle Tepeji, en la colonia Roma, ha sido el origen de la materia prima de una obra que ha sido calificada de “obra maestra” por la crítica en el Lido.

Problemas personales obligaron a Cuarón a aplazar el desarrollo de Roma. A forma de escala, el director tuvo que viajar al espacio para su siguiente proyecto. Gravity, escrita junto a su primogénito Jonás, le valió a Cuarón dos Oscar en 2014 y el inicio de una racha soñada para los cineastas mexicanos que trabajan en Hollywood. Ese fue el comienzo de un camino que en los años siguientes ensancharon el fotógrafo Emmanuel Lubezki y los directores Alejandro González Iñárritu y Guillermo del Toro, amigo íntimo de Cuarón y presidente del jurado de Venecia esta edición y que a su vez ganó el León de Oro por La forma del agua en 2017.

Las estatuillas doradas no alejaron a Cuarón de México. Todo lo contrario. El director volvió a trabajar en un país que dejó hace 27 años y 16 después de haber filmado Y tu mamá también (2001) otra obra que sorprendió a Venecia cuando fue estrenada en el Lido. El rodaje de Roma, no obstante, fue difícil. Parte del equipo fue agredido y golpeado por autoridades municipales en una pelea que se convirtió en noticia nacional. Muchos en la producción sufrieron de otra forma. Cuarón ocultó el guion de un proyecto tratado como secreto de Estado. Esto significó un gran reto para quienes debieron recrear Ciudad de México como era hace casi 50 años.

Roma está repleta de pasado porque así es como su creador percibe la capital mexicana. Cuarón no puede evitar comparar la transformación que ha sufrido la urbe de su infancia en la hoy cosmopolita capital mexicana. En una secuencia de la película Cleo (Yalitzia Aparicio) camina por la avenida de los Insurgentes, la más larga de México, en busca del hijo mayor del matrimonio para el que trabaja. El recorrido la lleva a encontrarlo en el hoy extinto cine Las Américas.

Libo, la niñera

Fotgrama de Roma
Yalitza Aparicio, la actriz que encarna a la nana de Roma

La cámara de Cuarón muestra una ciudad que ya solo existe en la memoria. Ese antiguo templo cinematográfico, que fue frecuentado por el propio Cuarón en su juventud, es hoy en día un centro comercial de poca monta.

Cleo, la verdadera protagonista de Roma, está inspirada en Libo, quien fue la niñera de Cuarón y de sus tres hermanos. Uno de ellos asegura que la vida cambió para todos cuando su padre regaló al director una cámara Pentax en su 12º cumpleaños. Desde entonces, el pequeño comenzó a utilizarlos a todos como protagonistas de cortos caseros. Una de sus protagonistas fue Libo, a quien Cuarón dedica su película recién galardonada.

A pesar del barniz de nostalgia que recubre Roma, la película no habla únicamente del pasado. Muchos de los problemas que México no ha logrado resolver en medio siglo son también abordados en el octavo largometraje de Cuarón. Entre ellos el inadvertido clasismo y racismo de la clase media y la omnipresencia de la política. El éxito en Venecia significa que los espectadores no han encontrado críptico el mensaje de Cuarón, sino que su historia puede ser entendida por todos.

El triunfo de Cuarón en Venecia es un nuevo tanto para los cineastas mexicanos. Es el tercer León de Oro vinculado al país norteamericano en cuatro ediciones. El venezolano Lorenzo Vigas sorprendió a todos al ganar el máximo galardón del festival en 2015 con Desde allá, una coproducción que cuenta con el respaldo del guionista Guillermo Arriaga y el director Michel Franco. El año pasado Del Toro inició en el Lido un exitoso camino lleno de premios que culminó con cuatro Oscar para La forma del agua. Cuarón ha comenzado en el Lido un camino similar y se ha puesto como objetivo la nominación a mejor película de habla no inglesa. Aunque no lo consiga ya ha tenido un gran éxito. Ha inundado Venecia de recuerdos.


 «Roma», de Alfonso Cuarón, gana el León de Oro en Venecia

Olivia Colman y Willem Dafoe lograron los premios a mejor actriz y mejor actor

Ángel Gómez Fuentes – ABC (9 de septiembre de 2018)

No hubo sorpresas en ninguno de los premios de la Mostra. Ganaron los favoritos. Todos los caminos de la 75 edición de la Mostra de Venecia conducían a «Roma», la película del mexicano Alfonso Cuarón. Era la gran favorita para conseguir el León de Oro a la mejor película y en esta ocasión no fallaron los pronósticos. Se trata de un filme en blanco y negro, completamente personal y en buena parte autobiográfico sobre la niñez del realizador en el barrio mexicano Roma, que da título a la película. Este retrato de familia de Cuarón tuvo desde el comienzo una gran acogida por parte de la crítica y del público.

El hecho de que su amigo y compatriota Guillermo del Toro fuera el presidente del jurado suscitó algunas suspicacias por un posible conflicto de intereses. Pero el propio Del Toro despejó de inmediato las sospechas al recordar que en el arte cuenta la calidad, no el pasaporte. Cuarón estrenó hace cinco años en la Mostra «Gravity», con la que obtuvo 7 Oscar.

Producida por Netflix

En «Roma» Cuarón, guionista también de la película, narra de una forma compasiva, feminista y emocionante, la historia de Cleo, al servicio doméstico de una familia acomodada de la capital mexicana en 1970. El premio a «Roma» será recordado porque, por primera vez, la Mostra concede el León de Oro a una película producida por Netflix, la plataforma streaming que no pudo concursar en la sección oficial en el Festival de Cannes. Para Netflix supone su consagración oficial en el mundo del cine.

Otra película triunfadora fue «The favourite», una crítica demoledora de luchas palaciegas del realizador griego Yorgos Lanthimos, quien recibió el León de plata. La brillante interpretación de Olivia Colman, en el papel de Ana Estuardo, la primera Reina de Inglaterra, le valió la copa Volpi a la mejor interpretación femenina. La correspondiente a la mejor interpretación masculina la ganó Willem Dafoe, quien, a sus 63 años, realiza una extraordinaria interpretación de Vincent van Gogh en la película «At Eternity’s Gate», de Julian Schnabel.

Muy bien representado en esta Mostra estuvo el wéstern, con premios relevantes: el galardón a la mejor dirección lo ganó «The Sister Brothers», del francés Jacques Audiard, con excelentes interpretaciones de John C. Reilly y Joaquin Phoenix. Otro wéstern ganó el premio al mejor guion: «La balada de Buster Scruggs», de los hermanos Coen. De las 21 películas en concurso, solo una estaba dirigida por una mujer: «The Nightingale» (El ruiseñor), el segundo filme de la australiana Jennifer Kent, que recibió el reconocimiento especial del jurado. Se bajó así el telón de una gran edición de la Mostra: atenta a los diversos géneros y a los nuevos lenguajes.


Cuarón y Netflix conquistan Venecia

Mostra de Venecia. La prodigiosa película autobiográfica del cineasta mexicano se hace con el León de Oro y, de paso –y paradójicamente–, corona a la televisión en el segundo festival de cine del mundo

Luís Martínez – EL MUNDO (9 de septiembre de 2018)

Alfonso Cuarón sostiene el León de Oro
Alfonso Cuarón sostiene el León de Oro de la Mostra de Venecia, conseguido ayer

Hay premios que admiten una lectura política. Y premios que, al menos, exigen dos. Roma, de Alfonso Cuarón, es una cinta que se quiere a la vez memoria y resistencia. Es autobiográfica con la misma claridad y fuerza que se quiere testimonio de un tiempo y una realidad injusta. Y por ello, como no puede ser de otro modo, es política. Pero también, y probablemente a su pesar, es la más clara representante de una polémica. Pero no una cualquiera. Quizá se trate de la única que ahora mismo confunde al propio cine hasta la ofuscación. Fue rechazada en Cannes porque, según el ideario del primer festival del mundo, era una atentado contra el propio cine. El hecho de que parte de la producción sea de una televisión la condenaba; quedaba marcada por no estrenarse de manera exclusiva en una sala de cine. Los exhibidores y distribuidores franceses son así. Es decir, fue dejada de lado y, por ello programada en Venecia, por motivos estrictamente políticos. Pues bien, gana Netflix. De otro modo, un León de Oro dos veces político.

Sea como sea, y por aquello de no confundirnos, lo cierto es que pocas veces antes el mayor premio de un festival fue más justo. Y obvio incluso. Para situarnos, Roma, que toma el nombre de un barrio de Ciudad de México discurre a principios de los 70 entre los secretos y silencios de una familia. La de Cuarón. La cámara toma el puesto de la mirada de Cleo (la brillantísima no-actriz Yalitza Aparicio), la criada, la mujer indígena en la que confluyen las contradicciones e injusticias de México y, ya puestos, del mundo entero. Rodada en un blanco y negro metálico, furioso y perfecto, la idea no es tanto narrar nada como describir los huecos, ausencias y heridas de la misma memoria. La de todos.

El director confecciona cada secuencia como si fuera un cuadro flamenco. Eso o, por qué no, una viñeta de Tintín. La mirada del espectador es congregada a un raro aquelarre en el que confluye a la vez lo inmenso y lo diminuto. Y todo igual de importante. En un momento dado, Cleo va a ver a su novio llena de dudas. En segundo plano, un hombre bala recorre la pantalla de un lado a otro. Importa el tamaño tanto de la emoción apenas perceptible como del espectáculo inabarcable. El efecto conseguido es tan raro como prodigioso. El universo entero es convocado en cada gesto, en cada ritual secreto, en cada humillación apenas dicha. La película, cerca de milagro, se construye delante de la mirada. Por primera vez y para siempre.

Y luego, claro, está la cara de los responsables del festival de Cannes. Un poema. Trágico.

Por lo demás, el palmarés se ajustó a razones. Y no todas políticas. O sí. El presidente del jurado, Guillermo del Toro, cumplió perfectamente con la responsabilidad y, más importante, el gusto. Y hasta el sentido común. Que la segunda cinta relevante fuera La favorita, de Yorgos Lanthimos, fue de suyo. Se cumplía así, además, con un deber, incluso. De alguna manera, el Gran Premio del Jurado reconoce no sólo una película memorable sino hasta una trayectoria entera. Sin renunciar a una sola de las características que construyen su mirada, Lanthimos consigue ahora ir un paso más allá. Más hacia dentro y más preciso. La favorita se limita a narrar el ascenso de una criada en la corte de Ana Estuardo de Inglaterra a principios del siglo XVIII. Lo que surge es un meticuloso estudio de las relaciones de poder a la vez que una reflexión tan certera como descarnada sobre eso llamado amor. Y en medio, una Olivia Colman descomunal que, directamente, se desangra en todos los registros que van de la comedia al melodrama pasando por el propio terror. Y por eso, para la inglesa fue el premio a mejor actriz. Y por eso, La favorita queda justo al lado de Roma.

No lejos, Jacques Audiard fue convocado a recoger el galardón a mejor dirección por la soberbia relectura del western con la que deslumbra en The Sisters brothers, una producción, por cierto, en parte española. El premio conseguía así reunir en un podio ficticio a las tres cintas más destacadas. Quizá se echa en falta a Carlos Reygadas, pero también quizá era ya demasiado México hasta para Del Toro.

Sea como sea, el resto del palmarés cumplió. Aunque fuera algo lejos del cuadro de honor. La elección de Willen Dafoe como el actor de la Mostra por su papel de Van Gogh en At eternity’s gate resulta tan sensata como necesaria. La intensa y algo errática dirección de Julian Schanbel encuentra en el americano algo más que una simple réplica; encuentra sentido. Que el guion fuera a parar a los hermanos Coen por The ballad of Buster Scruggs y que el otro premio menor del jurado recayera en Jennifer Kent (la única mujer a concurso) por The Nightingale cumplía con lo exigido en una Mostra desproporcionada en todos los sentidos. Incluso en el político.

Gana la Mostra, gana Netflix y, gracias a Cuarón, y pese a todo y todos, gana el cine. Los tiempos están cambiando. Quiera o no Cannes.


Entre mexicanos anda el juego

«Roma», de Alfonso Cuarón, se hizo con el León de Oro de la 75ª edición del Festival de Venecia y sustituye como triunfador de la Mostra a su compatriota Guillermo del Toro

Sergi Sánchez – LA RAZON (9 de septiembre de 2018)

Difícil que una película haya despertado más unanimidad que «Roma». Daba la impresión de que toda la programación de la 75ª edición de la Mostra estaba organizada para hacerle los honores a Alfonso Cuarón y, de paso, demostrar que el festival entiende mucho mejor el presente del cine que su principal competidor, Cannes, que tuvo que prescindir de ella por culpa de la polémica Netflix. El director artístico de la Mostra, Alberto Barbera, le ha pasado la mano por la cara a su homónimo en Cannes, Thierry Frémaux, y le ha adelantado por la derecha, con el beneplácito del jurado presidido por Guillermo del Toro.

Amigos íntimos

Alfonso Cuarón muestra el León de Oro
Alfonso Cuarón, muestra el León de Oro a la mejor película por «Roma»

Entre mexicanos anda el juego. Tal vez ese era el problema: que el qué dirán estrangulara la sensatez del director de «La forma del agua», y que eso perjudicara a uno de sus amigos más íntimos, cometiendo una sangrante injusticia. Suponemos que el resto del jurado ha animado a Del Toro a arriesgarse a soportar las acusaciones de nepotismo. Si el León de Oro a «Roma» refuerza la imagen de marca de Netflix –que, para más inri, se llevó otro premio de relumbrón, el de mejor guión para «The Ballad of Buster Scruggs», de los hermanos Coen–, no es menos cierto que se trataba de la mejor película a competición. Cuarón firma su particular «Amarcord» adoptando el punto de vista de la criada de su familia, allá por 1970. El resultado, en hermoso blanco y negro, es un precioso retrato femenino iluminado en clave neorrealista, una crónica minuciosa de las relaciones de dependencia entre burguesía y clase baja en la sociedad mexicana, y la prueba fehaciente de que épica e intimidad no están reñidas si el que las abraza es un cineasta sensible.

A Barbera se le ha criticado haber incluido una sola cineasta en sección oficial, pero lo cierto es que nadie ha destacado que, en las películas a concurso, eran los personajes femeninos los que se llevaron el gato al agua. Estaba cantado que «The Nightingale», que ha ganado el Premio Especial del Jurado, iba a estar en el palmarés. Es tal vez el galardón más discutible –junto al de Willem Dafoe, excelente actor pero en exceso benévolo Van Gogh en «At Eternity’s Gate», de Julian Schnabel– de unos premios fantásticos, pero la australiana Jennifer Kent tenía que subir al podio. Es innegable, sin embargo, que en su película, que empieza sintética y rabiosa y pierde el norte en su segunda mitad, hay talento para dar y vender. Su relato de empoderamiento femenino en la salvaje Tasmania de principios del siglo XIX contrasta con el conmovedor cinismo de «La favorita», de Yorgos Lanthimos, la otra gran triunfadora de la noche. El Gran Premio del Jurado y el Oso de Plata a la mejor actriz, la monumental Olivia Colman, coronaban la brillantez de una película que muestra la otra cara de la solidaridad de género. Para Lanthimos, el triángulo amoroso que conforman la reina Ana, su amante y mano derecha Lady Sarah y la sirvienta de ésta, demuestran que ese empoderamiento también puede estar teñido de crueldad, rivalidad, dependencia y pasiones oscuras. Por último, bravo a Del Toro y sus colegas de jurado por haber premiado a Jacques Audiard como mejor director por «The Sisters Brothers»: su aparente clasicismo podía invisibilizar la inteligencia de su puesta en escena, era una pena que un western tan delicado y lleno de matices pasara inadvertido en el palmarés. Un palmarés que, excepcionalmente, coincidía con todas las previsiones y con las favoritas de la crítica.


La magistral ‘Roma’ de Alfonso Cuarón se hace con el León de Oro de Venecia

Yorgos Lanthimos recibe el segundo premio y Jacques Audiard el de mejor director. Cuarón dedicó el León de Oro a su nana, Libo, personaje central de su película que justo ayer cumplía años

Fernando García – LA VANGUARDIA (9 de septiembre de 2018)

Cuarón dedicó el León de Oro a su nana
Cuarón dedicó el León de Oro a su nana, Libo, personaje central de su película que justo ayer cumplía años

Guillermo del Toro, ganador en la edición anterior de la Mostra y presidente del jurado este año, fue el encargado de anunciar la concesión del León de Oro del festival al también mexicano Alfonso Cuarón como autor de la magistral y aclamada Roma: una historia familiar en blanco y negro basada en sus propias vivencias en la infancia y fundamentada en su amor hacia la que entonces era su nana, Libo.

El equilibrado veredicto de los jueces de la Mostra situó en segundo lugar, mediante el León de Plata del gran jurado, a la también aplaudida La favorita, brillante sátira histórica de Yorgos Lanthimos cuya actriz protagonista, Olivia Colman, mereció la Copa Volpi a la mejor actriz. Jacques Audiard se llevó el León de Plata al mejor director por su divertido western The sisters brothers, mientras que Willem Dafoe ganó la Copa Volpi al mejor actor por su gran interpretación de Van Gogh en At eternity’s gate. Los hermanos Coen se hicieron con el premio al mejor guión por su antología del Oeste The ballad of Buster Scruggs. Y la única directora entre los 21 realizadores seleccionados para concursar en la sección oficial, la australiana Jennifer Kent, ganó el premio especial del jurado, con The nightingale tras las acusaciones de sexismo a la Mostra por el hecho de que ella fuera la única cineasta elegida para la competición. El protagonista de su película, Baikali Ganambarr, recibió el galardón Mastroinni al mejor actor joven.

Roma, titulada así por el nombre del barrio de Ciudad de México donde se desarrolla la narración, partía como favorita para el León de Oro a criterio de casi todos los informadores y críticos asistentes al festival. Su consideración como obra maestra fue prácticamente unánime, y sólo el hecho de que el presidente del jurado fuera amigo del autor había llevado a algunos a desechar ese pronóstico: según ellos, era probable que, para evitar acusaciones de amiguismo contra Del Toro –además ganador del anterior León de Oro con La forma del agua–, Cuarón tuviera que conformarse por ejemplo con el León de Plata al mejor director. No fue así afortunadamente, pues lo injusto hubiera sido conceder el mayor reconocimiento de la Mostra a otro filme.

La película del también realizador de Gravity, ganadora de siete Oscars, está producida por Netflix y por eso mismo había quedado fuera del programa de Cannes. Los responsables del certamen francés condicionaron la inclusión de cualquier producción de una plataforma a un compromiso de su estreno en las salas francesas. Y Netflix se fue. Peor para Cannes, pensará ahora la mayoría del mundillo del cine.

Roma retrata la vida de una familia de clase media en el México de los años 70. El relato tiene como personaje central a Cleo, la joven indígena que cuida a los niños. El realizador y también guionista del filme eligió para el papel a la actriz no profesional Yalitza Aparicio, que le recordaba a su querida Libo. En Roma, Cleo es abandonada por su pareja; como su patrona, Sofía, encarnada por Marina de Tavira. Libo celebraba ayer su cumpleaños, como recordó el director al agradecer el premio y dedicárselo a ella. “Esta película es el producto de mi amor a ti, a mi familia y a México”, le dijo.

La cinta de Cuarón se presentó en la Mostra el mismo día que La Favorita, la cual quedó así parcialmente tapada pese a las buenas críticas que recibió: no sólo por sí misma en tanto que depurada pieza cinematográfica y plausible sátira histórica sobre los resortes del poder, en concreto durante el reinado de Ana Estuardo en el siglo XVII; también por las notables actuaciones de las tres actrices protagonistas, Emma Stone, Rachel Weisz como competidoras por el favor de la monarca y, sobre todo, Olivia Colman como la reina. Además de la Copa a la mejor actriz, la británica se llevó sonoros aplausos por las palabras que dirigió a la audiencia en italiano.

Nuestro tiempo, de Carlos Reygadas, es tal vez la gran perdedora del festival. Parte de la crítica la había considerado una de las favoritas pese a estar protagonizadas por el propio director, su esposa y sus hijos.

En todo caso, la Mostra que ayer concluyó puede considerarse un enorme éxito: gracias a la calidad de las películas y por su acertada decisión –sobre todo visto lo ocurrido de abrir las puertas de par en par a Netflix y demás plataformas; es decir, por aceptar la realidad.


Alfonso Cuarón y Netflix conquistan Venecia con ‘Roma’

El filme del director mexicano, producido por la plataforma por ‘streaming’, gana el León de Oro

Nando Salvà – EL PERIODICO  (9 de septiembre de 2018)

Alfonso Cuarón con el León de Oro

Explicar el León de Oro obtenido esta noche por Roma es hacer la crónica de una victoria anunciada, o casi. Crónica semiautobiográfica de un año en la vida de una familia de clase media de Ciudad de México a principios de los 70, la nueva película del mexicano Alfonso Cuarón ha ido coleccionando críticas superlativas y aplausos unánimes desde que se presentó aquí durante los primeros días del certamen; que el entusiasmo unánime no tuviera un reflejo en las opiniones de los jueces era impensable. De hecho, lo único que ponía en peligro su condición de gran favorita a alzarse con el oro eran los posibles reparos morales que el presidente del jurado, Guillermo del Toro, pudiera tener a darle dar el triunfo a quien no solo es su compatriota sino también buen amigo.

En todo caso, nadie en su sano juicio se atreverá a hablar de favoritismos; esta película merece no solo este galardón sino todos los que a buen seguro recibirá a partir de ahora. En ella, recurriendo menos a estructuras dramáticos habituales que a la observación episódica y al uso de la atmósfera, Cuarón traza una completísima descripción de un tiempo y un lugar, y en el proceso nos habla de la familia y la lucha de clases y el nacimiento y la muerte y los hombres y las mujeres y la ciudad y el campo y el cine y la literatura y la tecnología y la política y los sueños y todo en esta vida. Y lo hace con tanta delicadeza y tanta modestia que hasta se hace raro llamarla una gran película, aunque no hay ninguna otra forma adecuada de hacerle justicia.

Reivindicación y venganza

Roma, recordemos, ha sido producida por Netflix. Y resulta inevitable suponer que sus responsables se tomarán este León de Oro como una forma de reivindicarse y, por qué no, también de vengarse; de decirles tanto a todos aquellos que consideran la plataforma de streaming como el gran enemigo del cine como en concreto a los responsables del festival de Cannes –que rechazaron la presencia de la película de Cuarón en su concurso porque Netflix no sigue los canales de exhibición tradicionales- que se equivocan. A ello contribuirá también el premio al mejor guión concedido a los hermanos Coen por su relato antológico La balada de Buster Scruggs, también producida por la empresa de distribución online.

Ninguna pega puede ponérsele tampoco al Gran Premio del Jurado concedido a La favorita, también aclamada estos días por la crítica internacional. Gracias a esta comedia negrísima, que viaja a la corte de la reina Ana de Gran Bretaña para trazar un triángulo amoroso entre la inestable monarca y dos de sus consejeras, Yorgos Lanthimos no solo se consagra como uno de los grandes autores del cine europeo, sino que también calla las bocas de quienes achacaban al griego que siempre hiciera la misma película. Este sexto trabajo es su obra más completa y compleja. La mejor.

Decisiones acertadas

De hecho, el palmarés en su conjunto está lleno de decisiones acertadas; como el León de Plata para Jacques Audiard como mejor director, por ejemplo. En The Sisters Brothers, wéstern situado en la América de la fiebre del oro, el francés vuelve a hacer lo que hace siempre e igual de bien que siempre: ofrecer retratos increíblemente matizados de hombres marcados por la violencia, y preguntarse si la paz es posible en un mundo lleno de avaricia y brutalidad. Por lo que respecta al Premio Especial del Jurado concedido a The nightingale, la segunda película de Jennifer Kent, sería discutible de no ser porque, pese a que quizá no es un premio necesariamente justo, sin duda sí es una forma de hacer justicia: con él se corrige el error garrafal cometido por el certamen al incluir una sola película dirigida por una mujer entre las 21 competidoras.

Que la Copa Volpi al mejor actor iría a parar a Willem Dafoe era algo que directamente se daba por hecho. Su trabajo en la piel de Van Gogh en At eternity’s gate no es la mejor interpretación masculina vista este año en el certamen –ese honor le corresponde al magnífico papel que John C. Reily ofrece en The Sisters Brothers-, pero sí la más efectiva: Dafoe no solo es lo mejor de una película que por otra parte ofrece un enfoque incongruente del pintor holandés –es el loco más lúcido de la historia del cine-, sino que también posee un parecido físico asombroso con el pintor holandés. Por último, también al respecto de la destinataria de la Copa Volpi a la mejor actriz había pocas dudas a pesar de que esta ha sido una Mostra plagada de personajes femeninos suculentos: lo que demuestra la británica Olivia Colman en la piel de la reina Ana en La favorita –en pocas palabras, una capacidad única para resultar hilarante y hacernos polvo en el transcurso de una misma escena- es sencillamente prodigioso.