La actriz que en su última película, ‘El regreso de Ben’, interpreta a la madre de un drogadicto, ha sufrido el alcoholismo de su padrastro, las adicciones de su hermano y el suicidio de una hermana
María Salas Oraá – EL PAIS (28 de diciembre de 2018)
Madrid – Las críticas coinciden en que Julia Roberts interpreta en su última película, El regreso de Ben, uno de sus papeles más brillantes si no el mejor. Para The New York Times, la actriz está sobresaliente, la revista People habla de uno de los mejores papeles de su carrera, y diarios estadounidenses como USA Today o Chicago Suntimes afirman que ha realizado su más excelente trabajo en años y que nunca antes ha estado mejor. La actriz convence y emociona como madre coraje de un hijo sumido en las drogas, un drama que ha conocido de cerca debido a la turbulenta relación con sus hermanos y su padrastro.
Aunque la novia de América sea célebre por su deslumbrante sonrisa y actualmente esté decidida a disfrutar de haber superado los 50 años y de no callarse nada, acarrea una historia llena de desgracias. Este año ha brillado con su estreno en la serie Homecoming, y además disfruta de una de las familias más estables del panorama de Hollywood, la que forma con su marido Daniel Moder —llevan más de 16 años casados— y sus tres hijos, los mellizos Hazel Patricia y Finn Walter, de 14 años, y Henry Daniel, de 11. En el pasado quedan muchos episodios oscuros que prefiere no sacar a la luz, pero que inspiran su trabajo. El más duro tiene como protagonista a su padrastro, Michael Motes. La actriz nunca se ha pronunciado, lo ha hecho su hermano Eric. “Abusó de mí y me temo que también ha aterrorizado a mis hermanas Julia y Lisa”, dijo en una entrevista concedida hace décadas.
Lo definía como un alcohólico que “cuando estaba borracho era muy violento con Betty (la madre de la artista) y los hijos. En una ocasión, lanzó el walkman de Julia contra la pared”, rememoró el hermano, que no ha dudado en referirse a Motes como un maltratador. Motes estuvo casado con la madre de Roberts entre 1972 y 1983 y al divorciarse Betty alegó “trato cruel” y definió este matrimonio como “el error más grande” de su vida. Los tres hijos que aportó Betty —Eric, Julia y Lisa— además de Nancy, la hija que tuvo con Motes, conocieron desde su infancia el horror de vivir con un hombre alcohólico y golpeador.
Los problemas siguieron. Su hermana por parte de madre, Nancy Motes, se suicidó en 2014 y en su carta de despedida le atacó duramente. “Mi madre y mis supuestos hermanos no merecen nada de mí, excepto la certeza de que fueron ellos quieren propiciaron la depresión más profunda que he tenido”, reveló el diario Daily Mail. Nancy llevaba años enfrentada a la intérprete y en su cuenta de Twitter había enviado mensajes agresivos. “Solo quiero que sepan que la llamada novia de América es una zorra”, escribió. “¿Quieres ser fan de alguien tan cruel? Ni siquiera es buena actriz. Espero que sea feliz sabiendo que me jode completamente la vida”. Solo un año después falleció la madre de la intérprete, con 80 años, a quien Roberts cuidó hasta el final.
Tampoco fue fácil con Eric, el hermano mayor, de 62 años, y el primero en hacer carrera en el cine. Nunca llevó bien que la artista, de 51 años, le eclipsara. En su juventud abusó de las drogas y dejó de hablar a su hermana, que revivió con él el drama de las adicciones en un familiar. Estuvieron décadas sin hablarse, hasta que en 2004 Eric acudió al hospital a conocer a los gemelos de la actriz. Desde entonces, se han esforzado en recuperar el tiempo perdido.
Roberts, la intérprete por la que Meghan Markle quiso dedicarse al cine, conoció la tragedia desde pequeña. Con solo 10 años tuvo que sobreponerse de la muerte de su padre, Walter Grady Roberts. Su fallecimiento dejó un gran vacío en la vida de una niña acostumbrada a las adversidades que soñaba con ser veterinaria y medir dos metros, unos sueños que cambiaron cuando se mudó a Nueva York con 17 años para estudiar interpretación. Una decisión trascendental.
Junto a Richard Gere protagonizó Pretty Woman (1990) y se ganó el título de superestrella. Con Erin Brockovich (2000), recibió el que hasta ahora ha sido su único Oscar, algo que podría cambiar en unas semanas, ya que es una de las favoritas para lograr su segunda estatuilla con El regreso de Ben. Considerada entre las diez mujeres mejor pagadas de Hollywood, según la revista Forbes, ha dejado atrás los problemas y profesionalmente es de las pocas afortunadas que se puede permitir elegir los proyectos que realmente le ilusionan. Si no es así, Roberts prefiere dedicarse a su familia –“Yo diría que nuestros días ideales son nuestros días más típicos”, afirmó en una ocasión–o incluso a hacer punto, una de sus grandes aficiones, o pasarse el día en la cocina cuando llega Acción de Gracias.