La favorita: Las críticas

La favorita: Película RECOMENDADA por ESTRELLAS EN LA NOCHE

Seguidamente pueden leer las principales críticas de la prensa española sobre la película. Las opiniones sobre este film pueden incrementarse en los próximos días.

Laura Ramos
Redacción de ESTRELLAS EN LA NOCHE


Por la seducción al poder

Esa reina ciclotímica y su relación con sus dos amantes me van intrigando progresivamente, los diálogos poseen agudeza

Carlos Boyero – EL PAIS (18 de Enero de 20198)

Relaciono el cine del director griego Yorgos Lanthimos con una presencia fija en los festivales, esos certámenes que suspiran por todo lo que lleve el sello de la vanguardia, la modernidad, el hermetismo pretencioso, el exotismo, la dichosa autoría. En ellos han despertado el entusiasmo, también el baboseo intelectual, películas vocacionalmente raritas y rompedoras, con planteamientos originales, truculentas, presuntamente misteriosas, con atmósfera claustrofóbica y perversa, como Canino, Langosta y El sacrificio de un ciervo sagrado. Reconociendo como atípico, provocador, cruel y morboso el mundo de Lanthimos, nunca he conectado con él, sus películas me descolocan y tienden a aburrirme, también a irritarme.

Al parecer, a Lanthimos le llueven las ofertas del cine internacional. Hace tiempo que sus rodajes son en inglés, con medios generosos (inconcebibles en Grecia) e intérpretes muy codiciados, incluida más de una estrella. La favorita, su última entrega, se desarrolla en la corte de Inglaterra durante el siglo XVIII. Cuenta Lanthinos que se trata de un viejo encargo. En el que por primera vez ha desaparecido su coguionista habitual Efhymis Filippou. El director tampoco firma el guion de esta película. Le pertenece a Deborah Davis y Tony McNamara. No es un obstáculo para que en La favorita sean absolutamente reconocibles el universo, las obsesiones, el estilo narrativo de Lanthimos.

A los quince minutos de proyección dudo entre quedarme frito en la butaca o largarme a respirar el contaminado aire de la calle. Y es que me pone de los nervios el estilo visual con el que está contada la historia. Me mareo con la utilización continua del ojo de pez, los grandes angulares, los contrapicados. Se supone que el lenguaje de la cámara sirve para contar la historia. Pero me pone enfermo ese lenguaje y tampoco me fascinan inicialmente las infinitas miserias de la corte en la que reina Ana Estuardo. Y la jerga coloquial es muy procaz, las situaciones son esperpénticas, todo resulta muy moderno para un público de iniciados. Pero resisto un poco más y lo que veo y escucho acaba enganchándome. Sin excesos. Me intriga progresivamente cómo va a acabar este relato sobre el poder absoluto utilizado para comprar sexo y tal vez un poco de amor. Esa reina ciclotímica, entusiasta y depresiva, enferma y sexualmente voraz, rodeada de 17 conejos con los que pretende sustituir emocionalmente a las 17 criaturas que perdió, y la compleja relación que establece con sus dos amantes, señoras muy trepas, una aristócrata que ejerce de soberana en la sombra, la otra una profesional de la supervivencia que descubre que puede encontrar un lugar en el sol compartiendo la cama de la reina después de haber tragado tanta mierda, me van intrigando progresivamente, los diálogos poseen agudeza, la conducta de los personajes es corrosiva y compleja.

Pero, ante todo, encuentro hipnótica y admirable la interpretación de tres actrices privilegiadas. Desconocía a Olivia Colman. Le voy a seguir atentamente la pista. Siempre me ha gustado todo en Rachel Weisz. Y la joven Emma Stone es muy buena, creíble en registros variados, tiene un presente y un futuro esplendorosos.


La favorita: Juegos alrededor del trono

La esperada nueva película de Yorgos Lanthimos cuenta con un reparto de lujo, encabezado por Olivia Colman, Rachel Weisz y Emma Stone

Oti Rodríguez Marchante – ABC (18 de Enero de 2018)

El director griego Yorgos Lanthimos tiene aún una filmografía corta, pero en ella se delata un estilo muy marcado y un interés obsesivo por los ácidos que empapan las relaciones del individuo, la pareja o la familia.

Siempre más enfocado a la geografía que la historia, entra aquí en la de Ana Estuardo, la primera Reina de Gran Bretaña (durante su reinado, 1702-1714, se firmó el Acta de Unión entre Inglaterra y Escocia), pero dejando en segundo término el contexto histórico para centrarse en el melodrama de interiores y en los jugos y juegos personales entre la Reina, su amiga (y amante) Sarah Chruchill, condesa de Marlborough, y la joven Abigail Masham, en una especie de vorágine palaciega por la disputa de las diversas formas del poder, político, doméstico, personal, pasional…

Una radiografía deformada (¿también informada?) del arsenal de armamento femenino y las sutiles técnicas de su manejo, y una brillante y taimada exploración en la pólvora del halago y de la sugestiva manipulación. Cambia historia por geografía, y fuera de la película se queda la guerra con Francia y la de sucesión española, y dentro ese lugar de conflictos que era la Corte con una Reina Ana profundamente desgraciada e insegura (tuvo 19 hijos y ninguno sobrevivió), a la que interpreta prodigiosamente Olivia Colman. El duelo entre Rachel Weisz y Emma Stone, tan adornado de encanto, caricatura y malicia, es tan vistoso como la suntuosa puesta en escena.


La favorita: Emma al desnudo

Alberto Luchini – EL MUNDO (18 de Enero de 2018)

El título de esta reseña no hace tanto referencia a las escenas de desnudo que, por primera vez en su carrera, protagoniza Emma Stone, cuanto al argumento del filme, diríase una traslación al siglo XVIII del clásico de Joseph L. Mankiewicz Eva al desnudo: una joven con apariencia de mosquita muerta busca la protección de su prima, a la sazón la ambiciosa y manipuladora favorita de una decrépita, caprichosa y muy sáfica reina de Inglaterra, y resultará una maquiavélica conspiradora sin escrúpulos que hace todo lo posible por usurpar su lugar. Un terceto protagonista grotesco y rayano en el ridículo por el que el griego Yorgos Lanthimos siente un profundo desprecio, que se traduce en una puesta en escena deformante y caricaturizante que acentúa hasta el infinito esas características a través de un humor casi surrealista y del desaforado empleo de grandes angulares y ojos de pez y planos picados, contrapicados y aberrantes.

Porque a Lanthimos, como ha dejado claro en anteriores películas (Canino, Langosta…), la humanidad le parece miserable y despreciable y estos tres personajes no son sino un metafórico compendio de todos los defectos que la caracterizan. Rachel Weisz, Emma Stone y una Olivia Colman que es el gran descubrimiento del filme son capaces de sacar lo peor de sí mismas y sostienen un fascinante, por intenso y morboso, duelo interpretativo, del que las tres salen triunfadoras… a costa de la demolición de sus autodestructivos y crueles personajes.


La favorita: El trío infernal

Sergi Sánchez – LA RAZON (18 de Enero de 2019)

Rachel Weisz cuenta que Yorgos Lanthimos le envió, para preparar el personaje de la sibilina Lady Marborough de «La favorita», tres secuencias de «La extraña pareja», «La fiera de mi niña» y «Qué me pasa, doctor». De lo que se puede inferir que el cineasta griego quería tender un productivo puente entre el teatro isabelino y la «screwball comedy», formulando por el camino una versión aberrante de esa comedia matrimonial que sirvió como estimulante materia de reflexión para el filósofo Stanley Cavell. A través de los ritmos del lenguaje como instrumento de dominación, tan caro a películas como «Canino», Lanthimos organiza un triángulo amoroso con una reina como desconcertada, caprichosa hipotenusa (portentosa Olivia Colman), y dos catetos que luchan encarnizadamente por obtener sus favores y afianzar sus privilegios. Los hombres, estúpidos, entran en este peligroso campo de tiro como patos mareados, o se quedan en un nada discreto «off» visual. Lanthimos, que trabaja por primera vez sin su guionista habitual, proyecta la tragicomedia de época –o el «heritage drama» de prestigio– hacia lo contemporáneo utilizando grandes angulares que deforman escenarios palaciegos y ofreciendo una visión extrañamente ambigua, inteligente y controvertida, sobre los mecanismos del poder en el universo femenino, que no puede resultar más oportuna en los convulsos tiempos del #MeToo. Después de todo, de lo que habla «La favorita» es de las relaciones entre el poder y el amor; y de cómo en esa metamorfosis de dependencias mutuas todas son víctimas y verdugos, nadie sale indemne, y la ambición y la rabia se transforman en una telaraña de afectos de la que es imposible escapar.


La favorita: Mujeres al poder

Jordi Batlle Caminal – LA VANGUARDIA (18 de Enero de 2019)

Grecia entró en los mapas cinematográficos internacionales allá por 1964, cuando Michael Cacoyannis hizo bailar el sirtaki a Anthony Quinn en Zorba el griego. Más tarde llegaría un cineasta de talla gigantesca, Theo Angelopoulos, la gran gloria de la cinematografía helénica durante más de cuatro décadas. Sin alcanzar de momento su categoría, el ateniense Yorgos Lanthimos lleva un puñado de años haciendo cosquillas a la cinefilia moderna. Sus primeras películas (Kinetta, Canino, Alps) eran incómodas, enfermizas, extrañas, parecían buscar aliados antes en el espectador de festivales que en el gran público. Pero le aportaron el suficiente prestigio para encarar coproducciones de mayor envergadura y con estrellas famosas en el reparto sin renunciar a su personalísimo universo, como las parábolas nihilistas Langosta y El sacrificio de un ciervo sagrado.

Ahora, con La favorita, Lanthimos realiza su obra más accesible a todo o casi todo tipo de espectadores. Es, a la vez, su primera película de época y la primera en la que no firma el guion. Transcurre durante el mandato de Ana de Inglaterra y se centra, esencialmente, en las relaciones progresivamente desbordadas entre la reina, su favorita y duquesa de Marlborough Sarah Churchill y la joven nueva sirvienta, Abigail Hill, prima de Sarah, que no tardará en desplazarla incluso en asuntos sentimentales de alcoba. Un duelo tenso por el poder, lleno de fiereza, que Lanthimos ilustra en imágenes potentes, ágiles y eléctricas, a menudo usando el gran angular, y en un tono de comedia próximo a la sátira tirando a grotesca: cada una de las tres protagonista, en un momento dado, vomita. Visualmente, algo así como La locura del rey Jorge reformulada por el Kubrick de Barry Lyndon. Pero es en el capítulo interpretativo donde La favorita alcanza toda su fuerza: Rachel Weisz y Emma Stone, cabalgando ambas entre la fortaleza y la vulnerabilidad, están soberbias, pero la corona la lleva, muy apropiadamente, Olivia Colman en una composición insuperable.


La favorita: Lanthimos a pesar de todo

Cualquier sospecha de que dirigir un relato de época diluiría la capacidad perturbadora del director de ‘Canino’ y ‘Langosta’ resulta totalmente infundada

Nando Salvà – EL PERIODICO (18 de Enero de 2018)

Cualquier sospecha de que dirigir un relato de época lleno de decorados y vestidos suntuosos diluiría la capacidad perturbadora de Yorgos Lanthimos demuestra ser infundada desde el principio de ‘La favorita’, tan pronto como vemos a Emma Stone caerse de un carruaje de cabeza a una pila de heces. A lo largo de su metraje, la nueva película reitera la fascinación que el autor de ‘Canino’ y ‘Langosta’ siente por el absurdo de las convenciones sociales y los vínculos entre el poder y la humillación.

Lanthimos nos presenta un palacio real plagado de histeria, traición y paranoia, en cuyas estancias se practican pasatiempos como el lanzamiento de naranjas contra hombres desnudos; y en concreto nos sitúa en medio de la feroz batalla en la que una duquesa (Rachel Weisz) y una sirvienta (Stone) se enzarzan por las atenciones de la reina Ana de Gran Bretaña (Olivia Colman), inutilizada por la depresión y los ataques de gota. Son tres personajes ridículos y terribles y, aun así, sus intérpretes los dotan de una avasalladora empatía; especialmente Colman, capaz de resultar hilarante y devastadora incluso en el transcurso de un mismo plano.

Habrá quien diga de ‘La favorita’ que es la película más convencional de Lanthimos hasta la fecha; pero, aunque en efecto no orquesta horrores comparables a los de ‘El sacrificio de un ciervo sagrado”, es tan extraña y creativamente misántropa como todo su cine previo, y tan hábil haciendo que en un momento dado, de forma imperceptible, dejemos de procesar sus escenas como algo cómico para experimentar en carne viva toda la tragedia que contienen.