La cascada de declaraciones y mensajes en redes y en la alfombra roja contra la violencia sexual contrasta con el silencio en la gala de los premios Feroz
Elena Reina, Ana Marcosy Gregorio Belinchón – ELPAIS (28 de enero de 2024)
Madrid – Sobre la alfombra roja desfilaban corbatas, lentejuelas, trajes, pestañas postizas y una pregunta incómoda. Las acusaciones de violencia sexual contra el director de cine Carlos Vermut reveladas por EL PAÍS irrumpieron el viernes en la previa de los premios Feroz a punta de micrófono. Actrices, directores nominados a los Oscar, productores, políticos y una parte de la élite de la industria se toparon a su llegada con las cuestiones de los periodistas de todos los medios sobre uno de los asuntos que han sobrevolado a la profesión desde hace años. Pero al subir al escenario que tantas otras veces ha servido para protestar por guerras, por el terrorismo, los desahucios e incluso para pedir más mujeres al frente de las producciones, el tema enmudeció. La ausencia de declaraciones de los ganadores —excepto las de la presidenta de los premios— durante la ceremonia contrasta con el aluvión de mensajes de rechazo expresados durante todo el día y muestra que el tema es el gran tabú de la industria.
La investigación de este diario recogía los testimonios de tres mujeres que relataban haber sufrido diferentes tipos de violencia sexual por parte del cineasta, ganador de la Concha de Oro de San Sebastián con Magical Girl (2014). Una estudiante de cine, una empleada de una de sus producciones y una trabajadora del sector cultural contaron que el director había sacado supuestamente ventaja de su reconocimiento y posición en el cine para tener relaciones sexuales violentas que ellas no consintieron. Ninguna denunció ante la policía lo ocurrido porque, según relataron, tenían miedo a perder su empleo o a no llegar a conseguir uno. De 31 personas de la industria consultadas, al menos 17 conocían el relato de una de ellas, pero decidieron esperar a que fuera ella quien pusiera la denuncia y la animaron a hacerlo, otras no la creyeron y otras no recuerdan por qué callaron. Algunos de ellos se dieron cita el viernes.
Intérpretes como Leonor Watling, Sara Sálamo, Celia de Molina, Juan Diego Botto, Patxi Freytez, David Insua, Guillermo Toledo, Carlos Bardem, Susana Abaitua, Eduardo Noriega o Vicky Luengo; directores como Isabel de Ocampo, Montxo Armendariz, Javier Giner y Carlota Pereda; guionistas como Natxo López, Ángel Armero, Virginia Yagüe y Carlos López; productores como Simón de Santiago, Jaume Ripoll, Jesús Choya, María Zamora, Gloria Bretones, Agustín Almodóvar; escritoras como Elizabeth Duval, Alana S. Portero, Inés Martín Rodrigo, Elvira Sastre o Lucía Lijtmaer; el festival D’A de Barcelona, asociaciones como la Acadèmia del Cinema Català, la Unión de Actores y Actrices, la Asociación de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales, CIMA, el presidente de la SGAE, Antonio Onetti, en nombre de su institución, el productor Enrique López Lavigne —responsable de ese apartado en la película de Vermut Quién te cantará—, el distribuidor Alex Lafuente, de BTeam —que distribuyó el último filme de Vermut, Mantícora—, ministros como Ana Redondo (Igualdad) o Ernest Urtasun (Cultura) y la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, han mostrado su apoyo a las denunciantes en la red social X estos días.
En el escenario, solo las recordó la presidenta de los informadores
En la ceremonia, la presidenta de la Asociación, María Guerra, arrancó su discurso institucional mencionando la investigación de EL PAÍS y haciendo un llamamiento a “reflexionar sobre este cambio impresionante que ha ocurrido desde noviembre de 2017″, en referencia a la publicación del caso Weinstein sobre abusos sexuales en Hollywood por parte de The New York Times. Pero no se volvió a mencionar el asunto. Sí hubo otras reivindicaciones, como la de La Dani —premio a mejor actor de reparto por Te estoy amando locamente—, que dedicó el galardón a “las mariquitas, las lesbianas, la pluma, las transexuales y las raras”. Y el director Juan Antonio Bayona, al recibir el galardón a mejor dirección por La sociedad de la nieve, le hizo una reclamación a la prensa: “Hace tres días dos películas españolas fueron nominadas al Oscar. En algunos periódicos, la foto era más pequeña que este micrófono. ¿Qué tenemos que hacer los cineastas para salir en las portadas de los periódicos?”.
Desde el público, al acabar el evento, la productora María Zamora, ganadora de premios como el Oso de Oro por Alcarràs o la Concha de Oro por O corno, escribió en X: “Muy sorprendida de la nula reacción de la industria durante los discursos de los premios Feroz ante la noticia publicada hoy sobre la violencia contra las mujeres. ¿Conseguiremos que algo cambie? ¿Caerá en saco roto el esfuerzo de los periodistas y la valentía de estas mujeres?”. La misma productora había apelado desde la alfombra roja: “Hay patrones que se repiten en nuestra industria. No podemos parar de hablar de ello”. El presentador de la gala, Brays Efe, había apuntado en la entrada a EL PAÍS: “Es evidente que algo hacemos mal en la industria si ellas tienen miedo de contar su historia. Han sido víctimas de abuso. Tenemos que mejorar”.
La noche del viernes, aquellos que hace ahora 21 años convirtieron una ceremonia de los Goya en el No a la Guerra no se revolvieron de la misma manera en sus sillas. Las reivindicaciones forman parte de los premios cinematográficos, sobre todo de los que entrega la Academia de Cine, desde finales de los noventa cuando el propio presidente de la institución, José Luis Borau, apareció con las manos pintadas de blanco como gesto de rabia contra el terror de ETA. Sobre el escenario de los Goya se ha defendido la sanidad pública, las energías renovables y el derecho a la vivienda.
La Academia del cine respondió con “ninguna declaración por el momento” a EL PAÍS el viernes tras la publicación de la investigación sobre Vermut. Por su parte, Virginia Yagüe, presidenta de DAMA (asociación de derechos de autor audiovisuales) y vocal de la junta directiva de la Academia en la especialidad de guion, ha criticado la ausencia de declaraciones de la misma institución: “Es importante una posición pública sin fisuras contra el acoso. Y me llena vergüenza el silencio de la Academia de Cine”.
En 2018, la Asociación de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales, CIMA, llevó su activismo feminista a la gala de los Goya con el lema #MasMujeres en abanicos rojos que llevaron algunas mujeres del cine para reivindicar la igualdad laboral. Ese mismo año, unas semanas antes, Julián López pronunció un monólogo en la gala de los Feroz que este viernes, cuando se conocieron las acusaciones contra Vermut, volvió a compartirse en redes: “Somos el secreto mejor guardado del cine español. Ese y el nombre de nuestros acosadores sexuales”. Al terminar la frase, se escuchó el silencio durante unos segundos hasta que irrumpieron unos tímidos aplausos. “Tengo una teoría de por qué no han salido todavía nombres”, continuaba el cómico: “En España copiamos a los americanos con 10 años de retraso”.
El silencio que tantas veces se le ha achacado a la industria desde entonces se impuso de nuevo durante la ceremonia. Sobre este asunto, la directora y actriz Elena Martín Gimeno, que con Creatura ganó el premio a la mejor película europea de la Quincena de Cineastas de Cannes la pasada primavera, reflexionó a la entrada: “Hay que pensar mucho en por qué el único camino sea hablar con los medios. La industria no se hace cargo, no hay protocolos. Hay más casos que no están siendo desvelados por el miedo. Como parte de la industria, sentimos que estamos fallando. Esto no es un caso aislado, es un problema estructural”.
La actriz Carolina Yuste, nominada a mejor actriz por Saben aquell, resumió en la alfombra el sentir de un amplio grupo de mujeres del cine: “Dentro del horror, lo importante es que esto se sepa. Y es hermoso sentir que nos estamos agarrando fuerte entre nosotras. Que tenemos un lugar a donde ir, para contar lo que nos sucede”. Yuste y sus amigas se confesaron este viernes tras leer la investigación, como otras tantas veces habían hecho, en grupos de WhatsApp. “Sí, existen”, decía sobre esos espacios privados y seguros que comparten. “Ha sido muy bonito compartirnos nuestras historias y decirnos que estamos juntas”.
La intérprete no hizo predicciones: “Ojalá esto pueda cambiar algo, quiero creer que sí”. Y como se escuchó varias veces la noche del viernes, Yuste recordó: “Lo que pasa en la industria no es diferente a lo que pasa en el resto de la sociedad. Esto es transversal, no nos libramos”. Al despedirse de este diario en la alfombra roja dejó otro interrogante: “Ojalá demos el paso de no solo hablarlo entre nosotras”.