Me toca: “De dinosaurios y Bayona” por Carlos Infante (ESTRELLAS EN LA NOCHE)

Recuerdo perfectamente la impresión que me causó en su día el estreno de Parque Jurásico, el nivel tecnológico que revolucionaba el cine era parecido al que produciría cinco años después Titanic de James Cameron y no sólo por el uso de los revolucionarios efectos especiales, también por sensación que provocaba el sonido DTS (hasta el punto que vista la película sin DTS perdía toda su monumentalidad, cambiaba por completo, hice la prueba). En 1997 llegó El mundo perdido, que fue realmente decepcionante, pese a algunas secuencias muy logradas, con un argumento ridículo, cuyo final parecía más propio de la saga nipona Godzilla de los años 50. En 2001 llegaría Parque Jurásico III, la peor de la serie hasta el momento, que para resumir no me interesa lo más mínimo. Casi tres lustros después reaparecieron los dinosaurios con Jurrasic Wolrd que volvía a la línea de la primera, con nuevas tecnologías y retomando el ‘parque temático’. Fue un divertimento sin más pretensiones, que nos recordaba las sensaciones vividas al ver la primera entrega y que se convirtió en un éxito de taquilla formidable como sucediera con la primera parte de Spielberg.

Han pasado tres años y nos llega la segunda parte: Jurassic World: El reino caído, y penúltima, entrega de la nueva trilogía, con un esquema similar a la segunda de Spielberg, donde los animales prehistóricos viven ‘aislados’ en una isla en régimen de semi libertad, sin injerencia humana. El problema llega cuando entra en erupción un volcán que amenaza su existencia y hay que decidir si se les salva y preserva su existencia o si se les deja morir y se provoca su segunda extinción. También aquí encontramos un millonario excéntrico, con buenas intenciones, que ha diseñado el amparo de los dinosaurios para su traslado a otra isla donde puedan vivir en libertad (un muy notable James Cromwell en una breve aparición).

Como en toda la serie, también está el ‘científico loco’ que piensa que puede controlarlo todo a través de la ciencia jugando a ser dios y el ambicioso infinito que espera sacar un rédito, tan espurio como copioso, utilizando lo que desconoce con unas consecuencias devastadoras. Pero también aparece la mano de J.A. Bayona y a dos niveles. Por un lado le da a la historia un fondo y discurso político del que carecían sus antecesoras y por otro le aporta algunas de las constantes en su obra, como es el terror gótico y la presencia de la infancia, en este caso en la segunda parte del film. Nadie puede esperar que un director modifique la estructura de una película de este calibre, pero Bayona sí es capaz de poner su sello e impregnar las imágenes con su bien hacer habitual, logrando secuencias impactantes que por razones obvias no voy a revelar.

Al margen de lo expuesto hay que hacer mención a los efectos especiales, que mejoran la calidad de los dinosaurios vistos hasta la fecha, y la imagen, logrando que éstos se conviertan en los verdaderos protagonistas de la película, llegando a interactuar con los actores; el uso de la banda sonora, inspirada en al original con que Bayona nos bombardea toda la película, y la pareja protagonista formada por Chris Pratt y Bryce Dallas Howard que si bien es cierto siguen funcionando su química no iguala la versión anterior.

En resumen: Bayona ha conseguido, sin salirse de la estructura marcada por Spielberg, realizar la mejor película de la serie desde el primer Parque Jurásico de Spielberg de 1993, logrando el híbrido entre el cine de consumo y comercial marca de la casa, con el discurso cinematográfico con mensaje y el sello propio en algunas secuencias. Es espectacular, es entretenida y deja poso. No les engaño, tampoco es una Obra Maestra, pero sí un film digno, con calidad, que se ve con agrado y que particularmente le recomiendo a todos los aficionados sin excepción.

 

Carlos Infante