La favorita es una de las mejores películas que nos ha dejado el pasado año (muy superior a Roma de Cuarón) que nos ha llegado de la mano de Yorgos Lanthimos en su primer gran producción de multinacional. Pero no crean que el celebrado realizador griego ha perdido su estilo en la búsqueda de un público más asequible. Muy al contrario mantiene sus constantes técnicas, visuales y conceptuales con una puesta en escena que se reconocería sin ver la firma de su autor.
En primer lugar La favorita es una película de imágenes, con el uso de luz natural como no se veía en una pantalla desde Barry Lyndon, de un color que le da una plasticidad única y una paleta cromática siempre al servicio de la historia. Es una película de texturas y sonidos (como también sucede a en Roma de Cuaron), que en ocasiones pueden parecer exagerados por el reiterado uso del gran angular, el ‘ojo de pez’, y algunos picados y contrapicados un tanto extremos y utilizados sin aparente razón, aunque contribuyen a la plasmación de una corte tan surrealista como las personas que la pueblan.
La favorita es una película sobre un periodo histórico, el del final del reinado de Ana Estuardo en Inglaterra a principios del S:XVIII, pero la parte histórica poco le importa a su director (lo ha manifestado en reiteradas ocasiones), más bien trata de hacer una comedia (a veces drama) sobre la ambición y la lucha por el poder con los medios que cada uno tiene a su alcance. Y ahí entra otro de los grandes valores del film: el trío protagónico formidablemente interpretado por Emma Stone, Rachel Weisz y Olivia Colman como la monarca absoluta por cuyos favores (sexuales incluidos) lucharán las dos primeras. La recién llegada y caída en desgracia joven que quiere recuperar su posición perdida y su mano derecha durante casi todo el reinado.
En el duelo de las dos mujeres (y actrices) están todos los elementos del film, desde el género (pasando de la comedia incluso al estilo clásico de Hollywood con todo un juego de puertas), hasta la obsesión temática por el poder enfermizo, por quién maneja la situación, quién reina de verdad. En las interpretaciones encontramos otro de los grandes logros de la película. Las tres son sobresalientes, las tres están a la altura de la obra, las tres se ajustan a su personaje como anillo al dedo. Puede que a mejor sea Emma Stone porque el papel de la reina es mucho más fácil y agradecido, o puede que sea otra de sus compañeras. No es la cuestión más importante. Es un trío de actrices (y en más conceptos de la expresión) de excepción.
La favorita es una película de mujeres, donde los hombres quedan reducidos a meros comparsas, muchas veces ridículos hasta el infinito. Pero no se confundan los defensores del ‘nuevo feminismo de impostura’ (nada que ver con el feminismo de verdad, real y necesario) no hay en la película de Lanthimos nada en la línea de los movimientos #MeToo y similares. Muy al contrario son mujeres que se han visto obligadas actuar en los roles de ‘hombres’ (una mujer que reina, un ‘valido’ que es mujer, etc…) en un mundo de ‘hombres’ y en sus intrigas palaciegas y luchas por el poder actúan como siempre se ha presentado a la mujer en la sociedad (posiblemente no tuvieran otra opción) desplegando todos sus encantos, artimañas y dotes de seducción femenina. Sí hay un claro componente lésbico en las relaciones entre las protagonistas, como pocas veces se ha visto en una pantalla en películas de esta temática, aunque ésta situación real ya se insinuaba en los años treinta en La reina Cristina de Suecia, pero no deja de ser una muestra de la importancia del sexo en las luchas del poder de todos los tiempos.
Ya tenemos el cuadro completo (nunca mejor dicho) que ha construido Yorgos Lanthimos en la película. Podríamos analizar sus referencias cinematográficas anteriores que las hay (la más evidente sería Eva al desnudo de Joseph L. Mankiewicz). Podríamos incidir en secuencias surrealistas que muestran un mundo (universo si se quiere) surrealista y dantesco sobre la humanidad como es la escena donde vemos como se divierten en la corte arrojando naranjas sobre un hombre, con notable sobrepeso, que se mueve desnudo tratando de esquivar los objetos lanzados. Podríamos analizar, con más detalle, las personalidades de la duquesa de Marlborough, Sarah Churchill, y la joven sirvienta, Abigail Hill, prima de la anterior. No aportaría nada nuevo, nada adicional a lo ya expuesto. La favorita es una película para ver, para dejarse inundar los sentidos con las imágenes, para reflexionar sobre su discurso y para disfrutar de tres interpretaciones con nombre propio: Emma Stone, Rachel Weisz y Olivia Colman. Es un film para ver en el cine (en un monitor de televisión pierde bastante), y es, en definitiva, una gran película (posiblemente la mejor del pasado año tras Cold War), con muchas capas, que les recomiendo a todos ustedes.
Carlos Infante