Me toca: “No es Clint Eastwood, no son los Coen, pero no está mal’ por Carlos Infante (ESTRELLAS EN LA NOCHE)

Habiendo sido los primeros que hablamos de esta película en España y ofrecimos imágenes de la misma, pese a que otros compañeros se hayan atribuido el mérito (no nos enfadamos que son amigos) esperaba mucho más de esta historia, de esta película que nos cuenta como una madre harta de que la policía no haga nada (o lo suficiente) para esclarecer la violación y asesinato de su hija decide contratar tres enorme vallas denunciando la inacción policial. El efecto en el pueblo no se hará esperar y pronto empiezan los enfrentamientos, primero verbales y luego físicos.

No estamos, como puede, parecer ante una película estilo clasicista y violenta ‘Made in Eastwood’, ni tampoco ante la infinita creatividad, aunque a veces fallida, de los hermanos Coen, nos encontramos ante un film que se sustenta en dos pilares básicos. Por un lado el guión de Martin McDonagh (inifínatamente mejor que en su función de director) que se ubica entre los mejores libretos que hemos visto en los últimos años, capaz de hilvanar una historia que sin ser un retrato global de la ‘América profunda’ refleja con perfección y matices algunos de los problemas que asolan a esa sociedad, mezclando con habilidad el drama con el humor negro sin caer en lo grotesco, extravagante, absurdo o el esterotipo más fácil. Los personajes están perfectamente dibujados y las situaciones se suceden con naturalidad pasmosa.

El segundo pilar de la película es su cuadro artístico, donde sin desmerecer a nadie encontramos un Frances McDormand impresionante, muy superior a su trabajo en Fargo, dando vida a la protagonista que se niega a dejar pasar el asesinato de su hija. Woody Harrelson, (que parece haber recobrado en los últimos tiempos su nivel de actor de primera línea) el sheriff del pueblo, que afronta un cáncer terminal y que aportará tres cartas tan importantes y decisivas como las tres vallas de discordia. Finalmente no podemos pasar por alto la presencia de Sam Rockwell, el policía racista y violento con un ‘corazón de oro’ en una composición que no desmerece a la protagonista y cuya escena final conjunta, inolvidable, da la base a toda la película.

El problema es Martin McDonagh como director que en lugar de centrase en la puesta en escena y aprovechar los miembros que tiene para realizar una narrativa ejemplar, ocupa su tiempo en intentar demostrar al espectador su gran conocimiento del oficio y lo bien que sabe filmar, en detrimento de la historia que, por momentos queda coja, sin desarrollar en su totalidad, o dando ‘brochazos’ donde se necesitaba la sutiliza y la mesura. Aún así no logra destruir la película lo cual es muy de agradecer.

En resumen Tres anuncios en las afueras es una propuesta interesante, que se ve con agrado, que engancha al espectador, que consigue que empatice con sus protagonistas, que me interese lo que me están contando, pero que me sabe a poco. Esperaba más y se podía haber dado mucho más. Lamentablemente el resultado final ha sido otro y la película, recomendable de forma incuestionable, se queda coja, por el ego de su director que desaprovecha su propio guión y unas interpretaciones sobresalientes en pos de un lucimiento personal no logrado.
Carlos Infante