Mi butaca sin Carlos Infante: “Cameron, la tabla y los cantamañanas’

Después de la noche y del día de ayer (magnífico por cierto), al despertarme esta mañana me han contado que tenía que comentar el tema de la tabla en el final de Titanic. No daba crédito a que se me hiciese tal petición. Más es, pensé ‘estos tíos están de coña, deben ser los celos (en el buen sentido) por haber estado con Emma Stone’. Pero no, al leer la el dossier que me mandaron de producción vi que la cosa iba en serio y que no era una coña. Entonces se confirmó mi triple teoría: la cantidad de ‘juntaletras’ que hay en esta profesión, lo extenso y numeroso que es el abrevadero de los que están a sueldo del ‘lobby’ (poco so queda) y lo malo que es la envidia.

Al señor Cameron parece que no le perdonan estos inútiles del ‘lobby’ sus acertadas declaraciones sobre Wonder Woman y el trabajo de la engreída de Patty Jenkins, a la que le he dedicado ya unos cuantos artículos y, que por cierto no la he visto por Toronto, por surte para mi salud mental. Si no he leído mal, pues estoy recién levantado, el tema es que en la tabla donde se ubica Rose (Kate Winslet) podía haber entrado, podía haber tenido cabida, Leonardo DiCaprio y consecuentemente se hubiese salvado de la muerte que cierra la película. Vamos lo que se puede definir como ignorancia en estado puro o muy mala fe.

Pero la astracanada no termina ahí. Se citan, como ‘argumentos’ programas de National Geographic de hace más de diez años donde parece ser que se demostraba que en esa tabla entraban los dos protagonistas y unas declaraciones que hizo Kate Winslet en el programa Jimmy Kimmel Live (por cierto puede que no tardando vean lo mejor de este programa en ESTRELLAS EN LA NOCHE) hace más de un año y medio (sí en directo o en diferido veo siempre a Jimmy Kimmel, como también sigo a Jimmy Fallon o Ellen Degeneres por citar algunos nombres) donde la actriz manifestaba que creía que en la tabla podían entrar los dos.

¿Nos hemos vuelto todos locos o es que algunos escriben sobre cine por no tener los dedos quietos? ¿Qué majadería es esta? ¿Qué mente pensante ha sacado esta polémica justo en este momento? Es para descojonarse hasta que termine el desayuno y comience mi día de trabajo aquí en Toronto. No me tomaría todo esto en serio si el tema de Patty Jenkins no estuviera por el medio, ni siquiera hubiese aceptado escribir el artículo sobre semejante memez en otras circunstancias. Pero sí es sospechoso que se cuestione la segunda película de mayor recaudación de la historia y de una calidad técnica sobresaliente, con un argumento tan pueril justo en este momento, 20 años después de su estreno y tras una reposición a nivel mundial (en 3D) que fue todo un éxito.

Me vais a disculpad un momento mis queridos lectores, pero me voy a dirigir a los analfabetos e iletrados. Una película tiene un guión, como ha dicho Cameron, y en libreto de Titanic estaba escrito, planificado y definido que el personaje de Jack Dawson interpretado por Leonardo DiCaprio palmaba. Y no hay más historia. El resto es buscarle tres pies al gato cuando tiene cuatro ¿O queréis escribir vosotros el guión? ¿O queréis reescribirlo y que la Fox monte otra película? ¿De qué vais? ¿De dónde salís? Si no os gusta el final o la película lo tenéis muy fácil: no veis la obra de Cameron o ponéis encima de la mesa unos cuantos cientos de millones de dólares (a día de hoy más de 500) y encargáis o hacéis una película a vuestro gusto, si es que encontráis técnicos que os la hagan, porque dudo que nadie de prestigio aceptase trabajar con semejantes descerebrados.

Es tan claro que no sé ni para que lo escribo. Un niño de cinco años lo entiende y no tengo por costumbre escribir para tiernas criaturas que disfrutan de su tierna infancia. Y encima hay medios de comunicación, ya no hablo de las basura-webs que se ocupan de esto y le dan cancha a estos descerebrados, hablo de medios serios. Para alucinar, pero no en sentido figurado, en la misma luna.

Hacedme un favor. No volváis a perturbar mi tiempo con astracanadas como esta. Conozco perfectamente que tengo que sustituir a Carlos Infante y cobro por ello, pero no insultéis mi inteligencia, ni la de los lectores, con teorías marxistas (de Groucho Marx) como ésta que tenido que padecer y sufrir. El humor absurdo tiene su gracia, pero en su momento y contexto, y en este no tiene ninguna. Hay mil temas de interés de los que se puede comentar, sobre los que debería opinar y exponer situaciones. Así que dejadme en paz que ya tengo bastante trabajo del de verdad.

A vivir y a disfrutar amigos que el minuto que pasa no vuelve. Hasta la próxima.

Rafa García