Estas imágenes demuestran que el actor canadiense es una máquina perfectamente diseñada para ser una estrella
Óscar Tévez – EL PAIS (31 de agosto de 2018)
Dos días del Festival Internacional de Cine de Venecia (arrancó el 29 de agosto y llega hasta el 8 de septiembre) y ya hay un triunfador: Ryan Gosling (Ontario, Canadá, 1980). El actor acudió a presentar su nueva película, First man (que se estrena el 11 de octubre en España: interpreta al astronauta más célebre, Neil Armstrong, y cuenta su experiencia rumbo a la Luna) y se convirtió en el rey de la alfombra roja, tanto en el pase de la tarde (más informal) como en el elegante de la noche.
Vamos a analizar por qué el sí, y otros no…
1. El temido marrón solo le queda bien a él
La inmensa mayoría de las galerías de alfombra roja se centran en lo que llevan puesto los protagonistas, así que un buen estilismo es sinónimo de protagonismo. En el estreno de First man, Gosling eligió un traje marrón, algo que desaconsejan fervientemente el 90 % de las guías de estilo masculinas y que puede ser una bomba de relojería en las manos adecuadas. Gosling, que ha basado parte de su carrera en papeles imbuidos de estética disco y setentera, abraza aquí el más improbable de los trajes junto a una camisa estampada igualmente arriesgada. Por supuesto, sale ganando, porque un toque de audacia siempre destaca en un panorama tan monótono como el de la etiqueta masculina.
2. Haz algo inesperado… como un gesto heavy
¿Qué significa este gesto de Gosling en la alfombra roja de Venecia? ¿Es un guiño de Spiderman, una declaración de orgullo heavy o una bobada sin más? Posiblemente los fotógrafos le estaban pidiendo que variara el gesto (“¡Ryan, haz algo!”) y Gosling salió del entuerto como pudo: con un gesto que no significa nada, pero que rompe la rigidez que muchos sienten en cuanto tienen un cartelón detrás.
3. Utiliza las gafas de sol para marcar los tiempos
Muchas estrellas llegan a las alfombras rojas con gafas de sol. Les dan un aspecto cotidiano, les permiten buscar la entrada al photocall sin parecer dubitativos y, además, regalan a los fotógrafos una instantánea, la de su rostro descubierto, de la que han privado a los paparazis del camino. Gosling tiene una mirada inconfundible en el mundo del cine, así que llegar a la alfombra roja con gafas de sol le garantiza un efecto wow infalible. Un poquito de teatralidad siempre ayuda a elevar la expectación, y un gesto tan sencillo como este es todo un ejercicio de tensión dramática.
4. Dales lo que quieren, como esa mirada de pillo
La mirada de pillo de Gosling, frunciendo levemente el ceño, entornando levemente los ojos con gesto soñador y sonriendo con aire inocente, es su sello personal, algo así como el momento en que Elsa Pataky se gira de medio cuerpo y mira a los fotógrafos por encima del hombro demostrando por qué ella es una estrella y otras no. Sorprender está bien, vale. Pero el público que acude a ver a Ryan Gosling quiere ver a Ryan Gosling con cara de Ryan Gosling. Y una estrella se debe a su público.
5. Sáltate el protocolo en su justa medida
De acuerdo, la etiqueta está muy bien, y un hombre sin esmoquin en una gala nocturna es una anomalía que nadie está dispuesto a tolerar. Pero no hay un solo modo de llevar esmoquin, y el protocolo indumentario masculino es tan complejo que permite sacar los pies del tiesto sin que nadie pueda protestar demasiado. En la gala de inauguración del festival de cine de Venecia, Gosling decidió prescindir de pajarita, y acudió con chaqueta de esmoquin blanca y camisa del mismo color, jugando con la longitud de los picos del cuello y aportando un toque de originalidad que a todo el mundo le pareció fantástico. Cuando se es tan arrebatadoramente fotogénico (que no arrebatadoramente guapo) como Gosling, un poquito de riesgo no hace daño a una imagen perfecta.
6. Esa habilidad que pocos tienen: codearse, sin ser forzado, con los fans
Interactuar con los fans, aficionados y coleccionistas de autógrafos es posiblemente la habilidad más complicada de adquirir para ser una estrella. Una concatenación de gestos antipáticos puede convertirte en la oveja negra de los festivales o, simplemente, en una celebridad antipática (hola, Robert Pattinson). Saltarte la línea de seguridad para firmar un par de autógrafos y escuchar con naturalidad los piropos de la concurrencia es un gesto que humaniza.
7. Asegúrate de que tu compi de trabajo se sienta bien, aunque no sea tan estrella como tú
Hay estrellas para los que compartir un photocall es todo un desafío. Sin embargo, donde otros ven a una estrella pisándole los talones y se piensan que están en Eva al desnudo o en Showgirls (dependiendo de la generación), otros, como Gosling, ven una oportunidad de caer bien y de demostrar que no solo son buenos actores, sino también unos compis de trabajo majísimos. Como en la imagen, donde Gosling muestra su complicidad con Claire Foy, su compañera de reparto en First Man).
Y 8. No seas un pasmarote
Los flashes, las cámaras, los gritos de la gente y la moqueta pueden imponer cierto respeto. Por eso, en la alfombra roja, la naturalidad cotiza al alza. Moverse con naturalidad, ofrecer distintas poses, caras, posturas y gestos es un modo de vencer al pánico y de dar juego a los fotógrafos. Gosling nunca parece incómodo frente a las cámaras, no se está quieto y al mismo tiempo regala poses y opciones infinitas. Posiblemente un photocall sea un lugar en el que resulta casi imposible disfrutar, pero Gosling consiga que nos creamos que de verdad se lo pasa bien siendo escrutado por decenas de objetivos. Por algo lo llaman estrella.